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SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, CHIAPAS, Mexico
MIS LIBROS: Olivos y Acebuches (cuento), Con un padre me basta (novela), Hablarán nuevas lenguas (poesía),Mar de cristal transparente (novela), Muy Intimos Quadernos (novela), Siete casos en busca de un psicólogo

sábado, 29 de diciembre de 2012

Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo




Desde que yo era niña he escuchado, visto, leído y releído infinitas veces esta frase en estas fechas; yo realmente no entendía lo del “próspero” pero me sonaba muy elegante y apropiado para el año que empezaba. Hoy en día me parece una burla andar deseando prosperidad si es que nos referimos a lo económico y a este país y, en cuanto a la felicidad…


La felicidad, me consta hoy después de haber vivido muchos años, son momentos y ya, por lo que un saludo de buenos deseos sería más real con “te deseo muchos momentos de felicidad”. Sin embargo, los momentos de felicidad parecen atraer a sus antagonistas y en nuestra vida cotidiana hay también muchos momentos de infelicidad. No cabe duda que hay un tiempo para llorar y otro para reír, un tiempo para abrazar y otro para despegarse y hasta un tiempo para amar y otro para odiar.

Cercanos ya a esta Navidad les enseñé a mis alumnos de Psicología a crear el clóset de los recuerdos amargos porque descubrimos que la infelicidad de muchas personas está precisamente en las lamentaciones del pasado, en volver a vivir lo que me dolió; pero... si cerramos con llave todo aquello que nos encontremos al paso cotidiano que revive el dolor, pues la solución (no fácil pero posible) es no abrir el clóset y seguir el camino. De esa manera los momentos de infelicidad pues no podrán ser nunca más que los de felicidad.

Y por último, empiezo hoy de nuevo mi diario del bien y el mal que se trata de una libreta en donde apunto todas las noches en qué me fue bien, o sea, los momentos de felicidad y en qué me fue mal en ese día. Al paso del tiempo descubro que muchos momentos de infelicidad me los he creado yo misma, que he entrado al clóset prohibido o que me he boicoteado. También hago un recuento de los momentos de felicidad y eso sí que es Feliz Navidad por la suma enorme de ellos.

Bueno... mañas de psicóloga que comparto hoy sólo para desearles aquello que, cuando yo era niña, me sonaba tan grandioso: Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

CUADROS CHIAPANECOS

 

PRIMER ACTO: LA INVASIÓN
San Cristóbal de Las Casas, Chiapas.

Foto: Beto Gotcha

Hace meses un predio fue invadido por paracaidistas como los que hay en cualquier parte del país, sólo que aquí en Chiapas son indígenas y entonces son discriminados por abusivos, por ladrones y, desde luego, por indios.
Los indios son personas buenas y malas, decentes e indecentes, flojos y trabajadores, honestos y ladrones, o sea: hay de todo entre ellos igual que entre nosotros los caxclanes, los no indios. Sin embargo, el odio ancestral entre indios y ladinos pues aquí en Chiapas persiste por los siglos de los siglos. Amén.
Que ya saquen de esas tierras a los indios, que ya les den su merecido, que les echen a la policía, indios abusivos, indios descarados, indios indeseables, ¿qué hacen estos infelices en nuestra ciudad?. Eso se oye aquí en San Cristóbal, en cualquier calle, en cualquier café y hasta en misa.
En el fondo de tanto odio hay miedo. Mucho miedo. Porque un día vendrán con sus palos y machetes y nos matarán a todos, a nosotros los coletos porque nos tienen envidia, porque nos odian. En la discriminación hay un espantoso miedo, y recónditas culpas también.

Volvamos a La Invasión:
El predio de 7 hectáreas es de una gringa y eso sí está bien visto aquí: los güeritos con dinero son gente decente y, como era de una gringa, yo no entiendo tanta hiperreacción del pueblo coleto ante la dichosa invasión. Invadieron unos cuantos: los líderes y los líderes prometieron al pueblo tzotzil por fin un terrenito, una propiedad que iba a ser legalizada y, en pocas palabras, por fin un hogar. Los líderes son líderes aquí y en el DF y en cualquier lugar del país y del mundo, hablan hasta por los codos y encantan con promesas a todos los incautos (yo he sido incauta muchas veces así es que mejor no juzgo). Los líderes convencieron a 600 familias indígenas y les pidieron 2300 pesos para cerrar el trato y después, cuotas mensuales.
En el bloqueo de carreteras que hicieron había una niña triste, una niña madre con bebé en el rebozo, la cabeza agachada y una capucha de zapatista que dejaba ver a leguas la tristeza de la niña. Todo lo perdió en un día.
 
SEGUNDO ACTO: LAS FUERZAS ARMADAS

Foto: Beto Gotcha

En ambos lados hay armas y rabia, mucha rabia.
La policía estatal se decide a intervenir para desalojar por fin a los indios y éstos reaccionan aceleradamente, cierran la carretera y se arman de palos y machetes, también saben hacer bombas molotov con nueva tecnología porque les ponen clavos que saldrán disparados contra el enemigo.
Cierran la carretera en el portón de entrada de la colonia donde vivo y yo me uno a su suerte porque quedo sitiada y esperando a la policía. Desde el primer momento hay helicópteros sobrevolando todo el día, los helicópteros que vuelan y los indios que les lanzan cohetes. Desde el encierro en que me encuentro durante varios días no sé si los sonidos siguen siendo de cohetes o ya son de balazos, de sus bombas molotov, no sé si el ruido de afuera son gritos, son provocaciones o son quejas de dolor.

En la ciudad hay mucha gente que ni enterada está.
Y es que Chiapas acaba de ser declarada por la ONU “Comunidad segura”
Las noticias de radio y TV son lindas, de ecología y eso, no de indios en guerra.
Hasta aprendo a twittear.

Los cuatro vecinos que vivimos en este lugar nos hermanamos en una desgracia que nadie entiende. Mis hijos me dicen que no es para tanto, que es algo local, el problema es que lo local es en mi puerta y yo no duermo adivinando si ya están afuera matándose o sólo están borrachos. Se me acaban las fuerzas y las Coca-Colas, me siento en desgracia.
Y allá afuera debe estar la niña triste que lo perdió todo y también me dijeron que una anciana encapuchada traía un palo para golpear al Gobierno enemigo, pero que lo andaba usando de bastón.

domingo, 2 de diciembre de 2012

¡Ay dolor! me volviste a dar



Con su sonrisa Colgate, Viva el Rey
Para Ramón y para Jorgeluis


Mis primos se burlaron de mí aquel día en que lloré con palabras que decían: "nos gobernará el analfabeto", "el que no sabe ni leer será nuestro Presidente".
Te crees pitonisa, me dijo Ramón.

Y hoy hubiera querido que mis primos tuvieran la razón y mis hijos y mis amigos y todos los que nos dimos el lujo de volver a soñar con un México diferente. Acunados como bebés por las dulces palabras de López Obrador: primero los pobres, vámonos a la izquierda, se acabaron lo privilegios para diputados, senadores, presidentes y expresidentes; y así, al son de tan dulces melodías, mi corazón volvió a llenarse de esperanza y también el de mis primos y el de todos los que estuvimos en la sintonía de la utópica justicia del país. Hoy sólo sé que nada sé porque AMLO se mira enfermo del ansia de poder, y un enfermo: eso es. ¿Mintió también?

El primer presidente mexicano que recuerdo de mi niñez fue Adolfo López Mateos, qué guapo lo veía yo en la tele con su banda tricolor cruzándole el pecho, saludando a todo el pueblo con amplísima sonrisa Colgate y el país estaba en paz, ¿por qué?, no sé, pero mis padres y mis tíos hablaban de paz y prosperidad, y era quizás la humilde prosperidad de que el salario de un jefe de familia sirviera para darle una vida digna a una familia con cinco hijos. Y López Mateos era corrupto y yo no lo sabía y se enriqueció a costa del pueblo (como todos) y se ganó el título de "el presidente viajero" haciéndole desde entonces la competencia a Juan Pablo II.