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Un profesor tojolabal indignado reclama que las “culturas occidentales” nos quieren dominar y acabar con nosotros (como si esto fuera pleito).No hay Dios que lo convenza de lo contrario.
Se arma la discusión, algunos defienden los derechos de la mujer a ser lo que quieran ser en la vida, algunos jóvenes hombres lo hacen y me da gusto verlos, muchas otras mujeres estudiantes consideran que el profesor tojolabal indignado es quien tiene la razón; me causa mucha tristeza ver y escuchar.
Conozco la Universidad Intercultural desde sus inicios, estuve en la primera etapa de su implementación en Chiapas y trabajaba yo con las licenciadas chilangas que, desde su edificio inteligente en Insurgentes Sur, decidían cómo debe ser la educación indígena y cómo deben desarrollarse la interculturalidad, el bilingüismo y todos los aspectos que rodean a esto y de los que ellas y los demás que trabajan a distancia, pues no tienen la menor idea. Desde entonces supe que ese trabajo no era para mí porque no creo en este tipo de “interculturalidad” que lo que propicia es un analfabetismo intelectual.
MARÍA
Hace unos meses María fue mi alumna, una alumna brillante. Ella estudia una Maestría en Ciencias de la Educación, ya pasó exitosamente por la primaria, secundaria, preparatoria y licenciatura. María es tzeltal, su padre es bilingüe y su madre sólo habla tzeltal. Cuando yo la felicito por su buen desempeño, por su inteligencia brillante, por su participación tan activa, ella nos cuenta que sus padres no los mandaron a ella y a sus hermanos a escuelas bilingües y les prohibieron aprender tzeltal y los obligaron a aprender a leer y a escribir y a hablar en español para que en el futuro nadie los discriminara y tuvieran buenas oportunidades de trabajo. María está agradecida a sus padres y yo también porque en este país se trabaja en español (y en inglés) y se lee en español y se escribe en español.
CATA
Cata es la mujer tzotzil que me ayuda con el aseo de la casa. Ella es bilingüe, a medias como la mayoría de los indígenas porque habla un español verdaderamente rudimentario que le sirve para trabajar de sirvienta. Aunque tiene una gran inteligencia no sabe leer, pero ya le estoy enseñando yo aunque nunca me imaginé que este trabajo con Cata está como para una tesis de Lingüística sobre Metodología de la Enseñanza porque no conoce muchas cosas que están en el libro para niños que le compré, no sabe qué es dona, diadema, canoa, oso panda y menos dominó, ni delantal porque dice que eso se llama mandil y que las cosas deben tener un solo nombre.
Cata tiene más de 30 años, no sabe cuántos porque no tiene acta de nacimiento y dice que no se va a casar nunca porque en su comunidad las casadas no deben aprender a leer ni menos a ganarse su propio dinero, por eso ella mejor se queda así.
LOS ANTROPÓLOGOS
Ellos y los gobiernos con cara de paternalistas son los que quieren “conservar las culturas” y no les importan las personas, por supuesto. Graben, videograben, tomen fotos, apunten, escriban… y así se preservarán las culturas, digo yo, como tantas en el mundo que, pese a historiadores y antropólogos, pues llegaron a su final. No es justo, definitivamente que una niña de 20 años, en el año 2013 pretenda terminar una carrera universitaria para regresar a su comunidad, casarse, cuidar niños y borregos y así ser feliz.
Digo yo.
Me gusta que digas lo que es, tal cual es, sin pelos en la lengua, sin tabú alguno de por medio y sin andar pensando si eso es antropológicamente aceptable, socialmente adecuado o lingüisticamente válido.
ResponderEliminar¡Bravo! Ojalá este artículo sirva para que al menos una persona se siente a reflexionar sobre la importancia de las culturas vs la importancia de las personas y sus sueños.
Gracias hija, se ve que yo te crié. Bravo por ti y por mi!
EliminarMi madre, de origen zoque, fue obligada a casarse por mi abuela zoque a los 14 años de edad con un hombre 23 años mayor que ella a cambio de mercancias, de acuerdo a los usos y costumbres de su pueblo. El tipo la violaba y la golpeaba frecuentemente así que a los 17 años mi madre decidió separarse y, obviamente, la comunidad la segregó. Con una hija a cuestas mi madre trabajó y terminó la primaria, estudió enfermería y taquimecanografía, se volvió a casar, nací yo y fue una mujer independiente económicamente de mi padre. No regresó a su pueblo ni muerta y nunca quiso enseñarme el idioma zoque. Creo que es una mujer ejemplar en cuanto al valor para enfrentarse a la adversidad de un medio cultural cualquiera que haya sido.
ResponderEliminarGracias Pedro, no cabe duda que un testimonio de vida como el tuyo es más valioso que mis observaciones como testigo de una realidad que me duele.
EliminarSin comentarios. Impresionado por lo que platica Pedro.
ResponderEliminarPero que pasaría si se abolieran ese tipo de usos y costumbres
Realmente hay todo un dilema entre que conservar y que modificar. Yo conozco gente que hace apologia de lo "tradicional" negando la posibilidad de que las culturas se apropien de elementos ajenos a ellas. Es decir, mientras nosotros usamos todas las tecnologías que nos facilitan la vida, les negamos el derecho a usarlas en un afán conservacionista de lo "tradcional". No todo es bueno de las tradiciones, como el tomar hasta caer de borracho como en muchas localidades de Chiapas y México.
ResponderEliminarUn abrazo