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SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, CHIAPAS, Mexico
MIS LIBROS: Olivos y Acebuches (cuento), Con un padre me basta (novela), Hablarán nuevas lenguas (poesía),Mar de cristal transparente (novela), Muy Intimos Quadernos (novela), Siete casos en busca de un psicólogo

sábado, 5 de abril de 2014

La sartén por el mango


¿ A quién de nosotros no le ha pasado que se encuentra con una autoridad  que tiene el poder de hacernos daño? Y esa autoridad es como cualquier ser humano, como tú y como yo, pero le han dado un puesto, un título, es el coordinador, o el jefe, o el Secretario (con mayúscula), o el dueño de la empresa, o el Director de la Institución y a veces, muchas por cierto, es el subjefe del subjefe del jefe, pero está encima de mí en el organigrama institucional y yo debo obedecerlo y también caerle bien.
Esas personitas (pequeñas, humanamente muy pequeñas por cierto) son de las que se suben a un ladrillo y se marean, disfrutan del poder, de dar órdenes, de tener vasallos y ni idea tienen de las dimensiones de su poder, que generalmente se reduce al espacio de un centro de trabajo. Fuera de allí son nadie y pueden ser hasta víctimas de violencia familiar en sus hogares, pero en el trabajo... es el lugar ideal para desquitarse de sus frustraciones y de la pobre autoestima que tienen.
Las he tenido que sufrir y tiendo a confrontar, desde siempre, desde que iba yo a la primaria porque son personas injustas, crueles, gozan haciendo sufrir a otro y sintiéndose dueños de vidas ajenas. Desde aquel tiempo mi padre me enseñó algo muy interesante, se llama: FINGE, finge que te caen bien, finge que son grandiosos y tú lo sabes, finge que respetas su poder, finge que son encantadores, finge, finge, es tu tabla de salvación.
Obviamente yo le refutaba esa posición y le decía que cómo un padre puede enseñarle a su hija a ser hipócrita y él me dijo muy claramente una vez: llámale como quieras hipócrita, tonta, barbera, pero la acción de fingir significa "cuidarte a ti misma", si confrontas te expones a que te echen de la escuela, del trabajo y de donde se pueda, mientras esa o esas personas tengan el poder sobre ti hazles creer que las admiras y eso es tener la sartén por el mango porque tú estás tomando la decisión de engañarlos para que un día, si Dios te lo permite, y cuando ya no estés bajo su autoridad puedas refrescarles la memoria y decirles lo que quieras.
Desgraciadamente para mí no quedé convencida con el consejo de mi padre y así pasó la vida.