El sábado pasado murió el escritor y peridodista mexicano Vicente Leñero y le hicieron un homenaje en Bellas Artes y en todos los periódicos la nota luctuosa es la misma y habla, por supuesto, del gran escritor y periodista que fue Vicente y de la lamentable pérdida y demás, porque de los muertos no se habla mal, pero mientras están vivos pues ni quién los reconozca.
Él mismo decía que él siempre se sentía como un escritor de ligas menores desdeñado por el gremio y a lo mejor, el hecho de ser católico pesaba para esta discriminación. Yo creo que él no asumía que ser honesto es un gravísimo pecado social, decir la verdad convierte a cualquier gran intelectual en la oveja negra, a la que hay que esconder. Junto con Julio Scherer y desde la revista Proceso y el periódico Excélsior decía simplemente la verdad y las verdades políticas no deben decirse en este país.
Lo trataron de callar Díaz Ordaz, López Portillo, Salinas de Gortari y nunca aceptó censuras ni sobornos, la pasión de su vida era escribir y mentir debe haber sido para él una traición a sí mismo que nunca permitió.Vicente Leñero, ingeniero civil de profesión, amaba escribir y por eso no desdeñó ningún trabajo que se tratara de las letras y adaptó grandes novelas para el cine mexicano como El crimen del padre Amaro y El callejón de los milagros y escribió en revistas populares y para telenovelas y fue un veraz y entusiasta periodista; pero de sus novelas dice: pasaban inadvertidas.
Yo conocí las novelas de Vicente Leñero en mi juventud y a él le debo mucho de mi vocación de escritora, la fluidez de su estilo, la mordacidad, la ironía y la risa me parecían una maravilla lograda solamente con palabras. ¿Y quién realmente lo conoció? ¿Los albañiles es una novela de Leñero?, ¿qué no es una película? Es un película de Leñero, yo creí que era de Pedro Infante. Así es más o menos el asunto en el país del escritor mexicano que acaba de irse.
Sin embargo, El Chapulín Colorado es el héroe de la nación, el ídolo creado por la televisión. Las frases de los personajes de Gómez Bolaños ahora aparecen en la televisión como si de verdad fueran frases de Shakespeare y no de Chespirito, el pueblo lo aclama, se viste de Chavo del 8 y de Chilindrina, el Estadio Azteca se llenó a reventar para su funeral que, gracias a Dios, no fue en Bellas Artes pero poco faltó.
Somos una nación dominada y pervertida por la televisión, somos una Telenación, somos un pueblo tan ignorante que desde una pantalla nos dicen qué hacer, cómo pensar, a quién amar, a quién odiar y qué sentir.
Sin embargo, también hay gente valiosa y pensante, tan valiosa como Vicente Leñero quien se atrevió a desobedecer a Salinas de Gortari que, queramos o no, aquí sigue siendo el Rey.
Gracias Vicente por haber existido y haber dejado tu huella en este país tuyo.
Muy cierto gran escritor poco valorado
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