Así como a mis alumnos de Redacción le he enseñado el uso de los acentos y su grandísima importancia, a mis alumnos de Psicología les enseño el uso que hace de las personas "La señora o el señor Pero".
El acento, con ser solamente una rayita en el papel, puede ser definitivamente importante y es por eso que el Manual de Redacción que elaboré para mis alumnos se llama: Lamento lo de la pérdida de tu madre. Expresión de pésame, siempre y cuando lleve acento.
Pero volvamos a los señores Pero que son los que no están contentos con nada y se quejan de todo. Hay un tipo de personalidad (que es la mía por cierto) que en el eneagrama se llama eneatipo 4. Yo no creía en esta clasificación de personalidad hasta que la estudié y me enfrenté con ella para darme cuenta que el 4 me definía perfectamente: sensible, emocional, visceral, artista (eso me gustó mucho) y quejumbres (eso no lo creí).
En ese entonces yo no aceptaba que a mi realidad, según yo, siempre le faltaba algo, o sea: siempre había un pero. Sí soy feliz, pero si fuera más joven... sí me gusta cuidar mi salud, pero suele ser imposible... sí me gustan las fiestas, pero si hay mucha gente ya no... Mi maestro de psicoterapia tuvo que escuchar mis angustiadas preguntas: ¿yo soy quejumbrosa?, ¿yo me quejo constantemente? Y él, sabiamente, me dijo: pregúntalo en tu familia, a tus compañeros y a aquellos con quienes te relacionas.