Colaboración especial de Sofía López Olalde
Hace algunos años, para ser precisa en 2011,
fui invitada a participar en un proyecto de consultoría en Montevideo, ciudad
capital de Uruguay país del que entonces se sabía poco en México y en el mundo.
Durante mi estancia en el paisito como hoy le llamo con cariño al igual que lo
hacen miles de extranjeros que en él radicamos, me fui enamorando poco a poco del
lugar; no sólo me enamoraban las calles de Montevideo o su hermoso malecón con
impresionantes vistas del Río de la Plata; me enamoraba también su gente, su
orden, el motor de desarrollo que claramente se oía en marcha.
Un día yo estaba en un restaurante del
centro de la ciudad comiendo cuando de pronto la gente comenzó a alborotarse;
las caras sonrientes y emocionadas volteaban al mismo punto: el Presidente de
la República Oriental del Uruguay, el Sr. José Mujica acababa de entrar al
lugar. Yo no podía creer lo que veía, entró así, nada más, sin guardaespaldas,
sin gente armada, sin un aparato prepotente que le quitara de encima a su
pueblo que le pedía una foto, un beso, un abrazo. Vestía sencillo y ocupó una
de las mesitas de afuera junto con dos amigos o colegas que lo acompañaban,
pidieron refrescos y hot-dogs, se fotografió con todo el mundo y les invitó unos
sándwiches a los chicos que trabajaban en la esquina ayudando a la gente a
conseguir un taxi. Meses después, tuve la fortuna de mudarme a vivir a Uruguay
y de ser una habitante mas del país gobernado por el Pepe como todos le llaman.
Los últimos tres años de mi vida pude ver
muy de cerca cómo Uruguay salía del anonimato y se convertía en la estrella
mundial de moda; seguramente esa no era la intención del Pepe pero así le
resultó. ¿Qué fue lo que cautivó a tantos?, ¿qué fue lo que hizo que este 1º de
marzo Mujica entregara la Presidencia entre aplausos de reconocimiento de
algunos y lágrimas de tristeza de otros?, ¿cómo logró tanta aceptación de su
pueblo y del extranjero?. Sin lugar a dudas, el Pepe no descubrió el
hilo negro ni inventó la rueda; lo que hizo simple y llanamente fue gobernar
con honestidad y sensibilidad; dos características que incluso son reconocidas
por sus detractores. Pero para entender verdaderamente a Mujica hay que viajar
en el tiempo más de 40 años atrás.
En los años sesenta se formó en Uruguay el
movimiento de izquierda radical conocido como Movimiento de Liberación
Nacional-Tupamaros (MLN-T) el cual fue catalogado como un grupo guerrillero
urbano y al cual Pepe Mujica se unió. Poco tiempo después la policía comenzó a
perseguirlo y entonces optó por vivir en la clandestinidad hasta 1972; durante
este periodo fue apresado tres veces y logró huir de la cárcel en dos ocasiones
hasta que finalmente con el inicio de la Dicatdura cívico – militar fue tomado
como rehén y confinado en condiciones terribles durante 13 años.
En 1985 el Uruguay regresa a la democracia
y Mujca sale en libertad gracias a una Ley que decretó una amnistía de delitos
políticos, comunes y militares conexos con estos, cometidos a partir del 1.º de
enero de 1962. Posteriormente, junto con algunos otros
Tupamaros y gente de izquierda forma el Movimiento de Participación Popular
(MPP), dentro del partido político conocido como Frente Amplio. En las
elecciones de 1994 fue elegido diputado por Montevideo y en 1999 fue elegido
senador, para finalmente en 2004 ser elegido Presidente de la República.
Siempre he creido que la clave en el actuar
del Pepe está precisamente en esos años que estuvo preso y donde se sabe fue
brutalmente torturado; pues el hombre que dejó en 1985 la prisión y que asumió
su primer cargo político nueve años después fue un ser humano que aprendió a
vivir sin nada, que creó una filosofía de vida a partir de una meditación
obligada por el aislamiento y que supo, después de todo esto, perdonar. Ese es el
hombre engrandecido espiritualmente que llegó a gobernar el Uruguay.
Sin duda lo más impactante de él son su
sobriedad y su honestidad; el Pepe se fue de la Presidencia con lo que llegó,
lo único que sumó a su patrimonio fueron años y experiencia. En su recorrido
como presidente logró una de las tasas de alfabetismo más altas de
Latinoamerica (98%), la FAO reconoció que en Uruguay no hay más población con
hambre y el país comenzó a aparecer en las listas de los mejores lugares para
vivir en el mundo.
Desde grandes iniciativas como la
legalización de la marihuana hasta pequeñas leyes como la que establece que un
solo dueño de farmacias no puede tener más de 15 locales (por aquello de las
grandes cadenas que le restan oportunidad al pequeño comerciante), la gestión
de Mujica siempre fue atrevida y pensada para favorecer al que tiene menos, al
que le cuesta más llegar a fin de mes, al que es más vulnerable, al que es niño
o joven, al que es parte de una minoría. Cada proyecto estuvo acompañado siempre de
un profundo proceso de analisis, un 'ejercicio de pienso' como dicen los
Uruguayos antes de poner en tinta y papel lo que pretendían como gobierno.
Muchos critican la legalización de la marihuana pero al estudiar el proyecto y
la ley con cuidado la mayoría comprenden y quedan satisfechos.
Recibir a refugiados de Siria es un acto de
humanidad que sólo el Pepe ha tenido; familias inocentes y marcadas por el
dolor que no han venido a Uruguay mas que
a trabajar y a agradecer. Los presos de Guantánamo asustan a muchos pero
muchos asustados son los que critican que los gringos lleven preso a cualquiera
que tenga un leve parecido con un talibán, o al que sea moreno y tenga pinta de
querer cruzar la forntera de forma ilegal; Mujica no se asustó y acogió a
aquellos presos que incluso estaban dispuestos a morir de hambre para demostrar
que las acusaciones en su contra (por las que por cierto nunca les hicieron un
juicio) eran falsas.Y para cerrar con broche de oro el Pepe
deberá ser reconocido tras el discurso que dio en la cumbre ambientalista de
Río de Janeiro (Río +20) como un gran filósofo moderno que tiene bien claro que
el desarrollo sustentable no puede ser alcanzado si no se comprende y regula el
desenfrenado consumismo.
Se fue Pepe Mujica de la Presidencia del
Uruguay, se fue como llegó, manejando su vocho, de la mano de su esposa y
también ex-guerrillera Lucia Topolansky; se fue tan coherente como siempre, tan
honesto como el día que dijo que los dirigentes de las naciones se tienen que
parecer a su pueblo en todos los sentidos y sí, el Pepe es un uruguayo más y
por eso su pueblo merece el gobierno que él les dió.
Para mí el mejor logro de Don José fue el haberse mantenido sencillo y humilde a pesar de tener el poder de un país en sus manos. La soberbia pierde a los poderosos y de éso tenemos muchos ejemplares en nuestro planeta y el ejercicio de humildad y solidaridad del Pepe es un priviliegio que sólo unos cuantos poseen. Salud Don Pepe y una larga vida espiritual le deseo.Gracias por su ejemplar vivir.
ResponderEliminarQue lejos están nuestros gobernantes de Pepe.
ResponderEliminarlo conocí el año pasado en Guadalajara y escuché su discurso y me dejo impresionado. (y eso que acababa de decir que México es un estado fallido)
Muchas gracias por tus aclaraciones Sofía, Que envidia me das , haber podido vivir en una nación con un gobernante como "El Pepe ". En vez de irse como los hombres de la mar de Machado, tenia que haber formado a muchos gobernantes como él, para hacer de este mundo un lugar donde se pueda vivir en paz y con alegria.
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