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SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, CHIAPAS, Mexico
MIS LIBROS: Olivos y Acebuches (cuento), Con un padre me basta (novela), Hablarán nuevas lenguas (poesía),Mar de cristal transparente (novela), Muy Intimos Quadernos (novela), Siete casos en busca de un psicólogo

viernes, 24 de abril de 2015

El jirafas del Frazil

Así se llama en el pueblo de San Juan Chamula esta llama del Perú hecha con lana auténtica de borrego tzotzil y a esto le llamo yo "la interculturalidad verdadera", la que es espontánea, la que los pueblos buscan porque les llama la atención y les gusta algo de ese otro mundo con el que conviven.
¿Dónde han visto a esos animales de lana que venden las señoras indígenas?, le pregunto a Cata mi ayudante, cuya familia también se dedica a elaborar carpetas bordadas, manteles y animales de lana, los hay de todos: elefantes, cebras, osos, leones, camellos y hasta dinosaurios. Pues así nomás, dice Cata, yo vi un león en la calle, ¿en la calle?, ¿aquí en San Cristóbal?; sí, pasó en los carros del circo.
Recuerdo el circo que venía al pueblo y cuya mayor atracción eran las grandes jaulas de los animales afuera de la carpa, porque las familias indígenas venían a conocerlos y a contemplarlos, pasaban horas viendo a los camellos, al elefante, al tigre, al oso; muchos de ellos seguramente no tenían para pagar las entradas al circo, pero aquel espectáculo de animales extraños y hermosos era más que suficiente.
El circo también era pobre, sin seguridad y fui dos veces porque yo tenía niños y a los niños no les importa lo de la seguridad. La primera vez compramos entrada a la luneta y mis hijos y yo estábamos casi en la pista a la que rodeaba una alambrada delgada, como de las que le pone uno alrededor a las plantas del jardín. Cuando salieron el tigre y el domador, pues al tigre se le ocurrió ir a conocer al público en vez de saltar por los aros con fuego y, frente a nosotros, se puso en dos patas y la alambrada se dobló hacia adelante y hacia nosotros, claro está, tan cerca que yo lo sentía a milímetros. Yo entré en pánico, pero mi hijo menor (de 5 años) estaba entusiasmadísimo con la visita del tigre. Juré no volver.

viernes, 17 de abril de 2015

La mujer del policía



https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgr-gn_MY_yRqGzAtt3tTx99d62yLOl0_Gu8YPyJ4zjpPtHC2yT4Rzpz2puipNedj_NGF0KF_Io2CW8A5gV3-Ki3z6_RIP5YqFPKaRTlkQlA-p7itgmVqMSWQDXSrD7KCt4NwWN0RsaBhmQ/s320/macu.jpg
La semana pasada en una carretera del estado de Jalisco 20 policías fueron emboscados por el Cartel Jalisco Nueva Generación y 15 de ellos murieron. Los otros continúan graves y hospitalizados. Esta noticia, cierto es, no es tan fuerte ni causa un escándalo como el de la muerte de los 43 estudiantes, que eran población civil o de otros muchos civiles asesinados en el país.
En un noticiero me enteré de que
las mujeres de los policías se quejaron ante la sociedad civil de que a sus maridos, muertos en el cumplimiento de su deber, nadie los lloró, nadie los reclamó ante el Gobierno y parece ser que a nadie le importan. Una cosa es definitva: el policía y la familia del policía ya saben que están arriesgando siempre la vida y la población civil, obviamente no.
Lo que me llama la atención desde siempre es cómo la mujer del policía, así como la mujer del narco vive en la más completa ignorancia de las reales actividades de sus maridos y, si llegan a sospechar o a escuchar o a saber algo lo niegan porque psicológicamente no podrían soportarlo.

sábado, 4 de abril de 2015

Jesús en el Cenote


http://www.revistabuenviaje.com/conocemexico/final_ciclo/sacrificios_cenotes/cenote-02.jpg





Tz´onot es palabra maya con dos significados:abismo y pozo de agua
                                                     
 


Fijaos que subimos a Jerusalén y el Hijo del Hombre será entregado a los jefes de los sacerdotes y a los maestros de la ley. Lo condenarán a muerte.
          La princesa se sabe la más bella y la más bella tiene el privilegio de morir por los dioses. Itzamná, dios de la lluvia y de toda el agua, la llama por las bocas de  los sacerdotes; Itzamná-Dios-Cruel no mandará la lluvia mientras ella no llegue a su presencia, al plano celeste. Allá en el centro del cielo el dios está con una diosa: rodeados por los días, contenidos en el tiempo. Itzam Cab es la diosa que es mujer, es la tierra que se casa con el cielo para que el cielo la penetre y fecunde. La princesa la invoca: madre tierra, origen de la vida y de la  muerte ¿me recibirás en tus entrañas?, ¿seré capaz de dar más vida humana desde tu vientre mismo?
El más preciado bien para los dioses es la sangre humana. La sangre sabe dulce y agria, le sabe a la princesa en los labios y aún no la ha sentido saliendo de su cuerpo. Se imagina subiendo despacio la enorme escalinata hasta el altar y mira a la pirámide más pequeña que nunca porque quisiera ver una escalera de peldaños sin fin, no una que ten presto termina en altar de sacrificios. En medio del mareo con miedo, los ruidos de músicos con selva, voces y trinos se le instalan a medio pecho... la llenan, la envuelven, la horrorizan porque son los últimos que escucha. Los preparativos para la gran ceremonia han empezado: ayunos y abstinencias, velaciones y oraciones porque su cuerpo lleno de energía sagrada sería contacto peligroso para los no preparados en el sacrificio. Los dioses son ataviados con enorme riqueza, hay bailes y bebidas. La princesa bebe embriagantes pócimas rituales desde hace varios días, bebidas amigas del olvido y del sueño.

Los jefes y los sacerdotes se reunieron en el palacio del pontífice que se llamaba Caifás y deliberaron prender a Jesús con engaño y darle muerte.
Querer decir y no poder hablar. Querer quedarse en el palacio y en el pueblo, querer ser hija de su madre, amiga de sus amigas, enamorada del guerrero un día más. El Concejo de Ancianos así lo ha dedicido: si los dioses se enojan hay que agradarlos con una virgen bella. Ya no quieren sequía, ni hambre, ni epidemias: necesitan el agua de la lluvia, el agua sagrada de los dioses. No hay oración que valga, sólo en la muerte hay sacralidad, todos lo saben: la princesa, la más bella princesa debe ser emisaria de su pueblo. Le sabe a sangre la noticia, le sabe a las lágrimas contenidas de su padre, le sabe a traición a espanto a rabia a burla a pánico.

Getsemaní. Sentaos aquí mientras voy allí y hago oración.
La música de flautas y tambores es oración que sube a los oídos de los dioses. La princesa la sigue con los ojos cerrados mientras cae la noche de la víspera y la música orante y los cantos sagrados la vuelven a la vida para que abra los ojos y vea el pueblo con antorchas y el cálido palacio de su infancia y no quiera morir, ni quiera irse a ningún otro lado. Madre Itzam Cab, tan muda, tan callada, ¿me ves desde tu trono?, ¿estás contenta con mi muerte? Madre Itzam Cab no logro consolarme. Bebo la pócima con lágrimas cada vez que despierto en mi palacio.