Esta es una historia que se trata de personas porque se trata de “la trata de personas” que también se llama “trata de blancas” aunque en este caso las personas no son precisamente blancas sino indias prietitas que trabajan como sirvientas en nuestro país.
Sucedió en Morelia y no es, desgraciadamente, una de mis ficciones.
Una señora de clase alta decide poner una agencia de colocación de sirvientas: “Mujeres apoyando mujeres”, tiene a su favor que ella es michoacana y conoce a mucha gente, conoce los pueblos y conoce, también, cómo tratar a las indias necesitadas de trabajo.
Casilda se une a esa agencia, ilusionada por encontrar trabajo ya que su marido sólo ha conseguido el trabajo de repartidor de propaganda en una esquina de la ciudad, para él el salario mínimo es un sueño de millonario. Tienen tres hijos pequeños y, cuando Casilda encuentra un trabajo a través de la agencia, tiene que pagarle a su prima para que le cuide los niños mientras ella está ausente: de 9am a 6pm, así es el horario. La patrona de Casilda resulta ser una buena persona porque le da de comer y de la comida que todos comen en casa, eso es una bendición de Dios porque a muchas de sus compañeras no les dan ni agua en las casas en que trabajan, o si les dan de comer es “comida especial” como se usa en muchas casas de gente rica: caldo de huesos y tortillas rancias, de hecho los perros de esas casas comen mejor que las sirvientas porque son de raza pura, tienen pedigrí y ellas no.
Un día, a la patrona de Casilda le avisan de la agencia que le cambiarán la sirvienta, como cambiarse calcetines, o como cambiar de zapatos. La señora no entiende porque está feliz con Casilda: es trabajadora, responsable, cariñosa con los niños, ordenada, cocina, plancha, lava… es la reina del hogar. De la agencia le dicen que Casilda no está contenta con el sueldo y entonces la señora se entera que de los 1 300 pesos semanales que ella le paga a la agencia, Casilda sólo recibe 700 pesos. La agencia no da recibos porque no está registrada en Hacienda, tampoco las sirvientas tienen Seguro Social que debe pagar su empresa, o sea: un gran robo y un gran abuso.
La Convención de las Naciones Unidas ha definido estas situaciones como “trata de personas” por el abuso en general: por la explotación, por el engaño, el fraude y el abuso de poder en una situación de vulnerabilidad. Pasa en todo el país, pasa en muchos países, abundan las Casildas que no tienen qué comer ni con qué alimentar a sus hijos y menos comprarles medicinas para que no mueran de enfermedades curables y también abundan las mujeres que sí tienen qué comer, que van al médico a Houston, que compran ropa en Estados Unidos, que viajan a Europa cada año, que tienen a sus hijos en el TEC y que no sienten ni culpa ni vergüenza por ser unas explotadoras de los débiles. Así se hace el dinero, generalmente pasando por encima de los pobres, al fin y al cabo son pobres y ya están acostumbrados al hambre.
El día de hoy rindo un homenaje a las Casildas y también rindo una maldición a sus explotadoras.
Sea.
Gracias por escribir esto! Me quedo al menos tranquila de haber rescatado a una Casilda de su tratante. Ojalá avancemos hacia una cultura no sólo de rescate y protección, también de denuncia de estos delitos que ni siquiera son catalogados como tales.
ResponderEliminarEn donde se puede reporter este abuso a las sirvientas?
ResponderEliminarEn la Comisión de Derechos Humanos de tu localidad
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