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¡Qué fácil es perder nuestra autoestima! ¡Qué fácil dejar de querernos y qué difícil el camino para volvernos a amar! Cuando perdemos la autoestima podemos convertirnos en el títere de cualquiera, sobre todo de las personas más cercanas a nosotros: los hijos, los mismos padres, la pareja y hasta los “amigos”.
El listado que sigue se refiere a las características del abusador (o de la abusadora) porque en este caso hay absoluta igualdad de género. Suele, eso sí, suceder más en las relaciones de pareja que en otras.
• Deseo de control: vive obsesionado por ejercer el dominio entre quienes lo rodean, especialmente hacia quienes viven con él. Argumenta: “yo controlo todo para que vivamos bien” (La causa subyacente es miedo)
• Celos patológicos que pueden convertirse en una obsesión. De estos celos patológicos mi sabia abuelita decía: “fíjate bien hija, viejo celoso = viejo mañoso”
• Aislamiento: impone el aislamiento social de su entorno familiar y de amistades; una vez que se ha cerrado el cerco se acrecienta el dominio sobre su víctima, y no es casual que la mujer exprese que su casa se convierte en una verdadera cárcel.
• Hay amenazas y/o chantajes para que sus comportamientos no trasciendan al exterior.
• “Divide y reinarás” enemista a su víctima con su propia familia, genera competencia entre sus hijos.