El experimento de Stanford |
Empiezo la historia de hoy con el
título del ladrillo que fue la explicación que me dio mi hija Julieta para el
fenómeno psicológico y social que me afecta muchas veces y me parece que es la
explicación más adecuada que he oído sobre este asunto.
Les cuento primero (y en relación
con lo del ladrillo) de una película que acabo de ver por tercera vez en TV y
que se refiere al “Experimento de la cárcel de Stanford”. Este fue un
experimento psicológico (1971) para el que se convocaron voluntarios a quienes
se les pagaría un buen dinero y tenían que permanecer en una cárcel simulada
durante varias semanas; unos de ellos serían los presos y otros los guardias,
todos elegidos al azar.
A los guardias les dieron
uniformes, porras y gafas de espejo para impedir el contacto visual; con todo
esto se les dio algo más: la autoridad. A los prisioneros se les despojó de
toda su ropa y sólo les dieron unas batas y sandalias, se les prohibió usar más
sus nombres porque de allí en adelante se llamaban el 315 o el 404, llevaban
además una cadena atada al tobillo para recordarles su condición de
prisioneros.
Así entonces empezó la primera
semana y los guardias empezaron a creerse su nueva situación y empezaron a ser
sádicos y maltratadores con los prisioneros y éstos a su vez presentaron
rápidamente trastornos emocionales y físicos, fueron humillados y abusados
físicamente sin comida, sin cobijo y hasta viéndose obligados a sostener
relaciones sexuales entre ellos para que se supieran muy maltratados.
Obviamente, el experimento fracasó
y se suspendió al final de la primera semana: los que se subieron al ladrillo
estaban mareados de gloria y de poder y se olvidaron que eso era ficticio, que
todos (guardias y presos) eran estudiantes universitarios, que participaban en
un experimento psicológico y que los lentes y el uniforme no eran mágicos ni
los habían convertido en seres superiores.
En cualquier empresa, oficina,
taller, en cualquier trabajo vemos todos los días esta historia, este
experimento que lo único que demostró es que la gente cree que un puesto X le
da poder, pero sobre todo, que lo hace superior a los demás, que le da derecho
a pasar por encima de otros. Observo estas cosas, las sufro como el día de hoy,
pero no son novedad para mí porque he visto a mucha gente en mi vida que en
cuanto le dicen Jefe, Jefa, Director, Coordinadora, en cuanto tienen una
oficinita con escritorio, maceta y teléfono, y aún más… en cuanto tienen
secretaria!!!, se la creen como los guardias de Stanford y disfrutan mucho su
poder ficticio y dan y quitan a su arbitrio y deben sentirse muy felices,
supongo, con tanto ejercicio del poder.
Yo he preferido, desde hace mucho
tiempo, ser de los prisioneros, de los que sí estaban parados en la realidad y
si tengo que aguantar a los polis de papel, pues así es, la gente pequeña
siempre existirá, tan pequeña como para atreverse a soñar que es gente superior
a los demás.
Sin duda, parece increible y el poder marea, o al menos hay gente que yo tambien conozco que por tener un puesto, aun entre colegas, se muestras autoritarios, prepotentes y creen tener la verdad absoluta, sin ver que son puestos temporales y que despues pasarán a ser otro mas de los investigadores. Ufffff es increible
ResponderEliminarNo tengo mucho que añadir o comentar. Pero todo es verdad. Aquí cuando fueron las elecciones a gobernador, anduve en la campaña de MALOVA y cuando nos reuníamos, hola médico, como estas, etc. etc. Ahora que me lo encuentro ya ni me conoce. jaja hasta risa da (a mi no, que quede claro, porque en una ocasión unos de los miembros de partidos contrarios, hasta balazos no tiraron y me pongo a pensar, que tal si me hubieran dado, todo por nada)
ResponderEliminarSaludos a todos.
P.D.- Felicito a mi hijo Eusebio, que hoy es su cumpleaños, (donde quiera que esté)
Mi queridisima Guadalupe no vuelvas a dejar de publicar tu mentado Blog ya que despues se te ocurre escibir esta Stanfordaventura del supuesto experimento que VM y por esta ocasion estas disculpada
ResponderEliminarLa verdad no creo que hayas manifestado tu creatividad que tanto te caracteriza y que me causa placer al leer lo que escribes pero con esa historia que mejor SI TE VI NI ME ACUERDO
En todos lados PULSO y VISTA con todos los que tratamos ya que no estamos capacitados para resolver PENDEJADAS por esos hay que destruir a los PENDEJOS
Espero que no me dejes de incluir en tus proximas publicaciones que tanto me gustan para saber de ti
Tu Primo Ramon
Dicen los psicólogos que LO QUE CHOCA=CHECA. Ahi chécalo mi querido Ramón
EliminarY lo peor es que hay quienes estando en el ladrillo, se sienten arriba de un pedestal, sin saber que la grandesa de un hombre es la trascendencia de sus actos.
ResponderEliminarNo había nunca leído de este experimento y me impresionó mucho así que leí más y me llamó la atención que como conclusiones del estudio incluyen: "Se ha dicho que el resultado del experimento demuestra la impresionabilidad y la obediencia de la gente cuando se le proporciona una ideología legitimadora y el apoyo institucional" ¿Será que algo le así le pasa a nuestro país? Una vez que las instituciones legitiman a los de arriba de los ladrillos, los ciudadanos presos se limitan a obedecer...
ResponderEliminarQué bueno que pongas sobre la mesa este tema; sin duda ayuda a estar al menos más conscientes de la existencia de ladrillos y lo que provocan en muchos.