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Estoy releyendo una enorme novela del siglo pasado: Los bandidos de Río Frío, del escritor mexicano Manuel Payno, y fue porque mi abuelo decía que nadie puede morir sin haberla leído. Mi abuelo no era lector, por supuesto, y me sorprendió muchísimo el día que me dijo eso, debe ser, pensé, una grandiosísima obra para que este viejito que no lee ni el periódico la esté recomendando. En ese entonces yo no sabía lo de las “proyecciones” al leer y al escribir y es que si me identifico con algún personaje, pueblo, escenario, ideas, tramas, pues prácticamente quedo enganchado porque he hecho de ese libro algo mío. Eso fue lo que le pasó a mi abuelo con Los bandidos.
Al comenzar la lectura pensé que el estilo pesado y muuuuuy descriptivo de nuestra literatura mexicana de esos tiempos me serviría de somnífero, pero no fue así porque yo también me enganché con la historia de nuestro México de hace tantos y tantos años que era el país de mi abuelo del que se sentía parte y hasta debe haber sentido que la obra se la habían escrito para él.