Datos personales

Mi foto
SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, CHIAPAS, Mexico
MIS LIBROS: Olivos y Acebuches (cuento), Con un padre me basta (novela), Hablarán nuevas lenguas (poesía),Mar de cristal transparente (novela), Muy Intimos Quadernos (novela), Siete casos en busca de un psicólogo

sábado, 7 de diciembre de 2013

Un artista olvidado

foto: http://comandochiapas.blogspot.mx
Se acerca Navidad, tiempo de los recuerdos, de las melancolías y también de los encuentros y en estas vísperas he tenido la dicha de encontrarme de nuevo con Don Rodolfo Disner, artista chiapaneco, creador de fantasías, genio del color y la textura pero, sobre todo, el Maestro Disner es un maravilloso ser humano.

Vive en Tonalá en su sencillo hogar cuya entrada resplandece con cuadros de todos tamaños y de todos temas, abunda los Cristos crucificados y le pregunto si los cuadros que permanecen en su casa son los que él más quiere, sólo sonríe. También hay ángeles y sirenas, le gustan las sirenas me dice, a mí también porque si para él existen y para mí también, es que son reales. No recuerda, sin embargo, que hace algunos años cuando lo visité en su taller me regaló un cuadro de una sirena, una sirena de dos mosaicos emergiendo de aguas que sólo Disner ha podido conocer. Yo sí lo recuerdo porque mi sirena está en un sitio privilegiado de mi casa y todos los días disfruto de ella.

Artífice del fuego le han llamado al Maestro porque su técnica tiene que ver con los diseños y luego los colores y luego los hornos, sus obras son templadas al fuego como nosotros mismos en la vida. Pero por esas minucias de su técnica cuántos lo han confundido con artesano que difiere enormemente de Artista porque el artista es un creador de realidades, el artista nos muestra lo que nuestros ojos no han podido ver pero los suyos sí, el artista transporta con su obra a dimensiones desconocidas. Alguna autoridad quiso que en su taller de Tonalá hiciera vajillas con diseños originales y él las hizo hasta que recordó la verdadera misión de su vida y decidió no hacer ya platos sino sirenas, entonces la autoridad le quitó el taller, el salario y a sus ayudantes. Y entonces Disner se avocó de nuevo a la verdadera pasión de su vida: hacer arte.

Me despido de él con tristeza, no sé cuándo volveré a verlo, pero antes le digo cuánto lo admiro, cuánto valoro el compromiso que él ha tenido con su creación y no con los nombramientos, o los premios que dan los poderosos, o la publicidad de la mercadotecnia, o los trabajos por encargo. El Maestro Disner es un símbolo de libertad, es un vivo ejemplo de compromiso con la vocación que Dios le regaló. Y aunque está ahora enfermo y melancólico, yo le pido que vuelva a su creación, que regrese a sus mares y sirenas y animales fantásticos y ángeles, que por favor no nos deje sin su mundo.

Muchas gracias Maestro Disner.

No hay comentarios:

Publicar un comentario