En la escuela primaria tuve la tarea de aprenderme una poesía de la que ahora sólo recuerdo los primeros versos y que era muy triste, empezaba así: Pobres indiecitos, que en trajín constante por malos caminos ahi vienen y van... y ya no sé qué más porque ya no lo recuerdo ni tampoco sé quién habrá escrito eso pero seguramente era un poeta que vivía en una ciudad y que había visto a los indiecitos en algún lugar durante sus vacaciones. ¿Pueden haber vivido muy pobremente los indiecitos mexicanos en los años 50? Supongo que sí porque no estaban en contacto con las ciudades de ladinos (o no indiecitos que somos nosotros).
Cuando llegué a vivir a Chiapas, hace ya casi treinta años yo venía con aquella idea fija de los citadinos sobre los indiecitos y me daban pena, sentía en carne propia la injusticia de su vida tan mala y los amaba a todos. Un amigo coleto (o sea, sancristobalense) me dijo: espérate a que los conozcas porque tú vienes de "la ciudad" y desde lejos las cosas se ven como las imaginamos y no como son. Me molestó, no lo niego, pensé los chiapanecos son discriminadores, ¡qué horror!
Ya han pasado muchos años y cada vez nos acercamos más unos a otros, incluso geográficamente porque su población crece y la ladina también. Yo vivo ahora a 10 minutos de San Juan Chamula, uno de los pueblos indígenas más ancestrales y tradicionales. Y ahora no podemos hablar de imposición de culturas ni de colonización porque lo que impera es el hibridismo, ellos adoptan lo que les gusta de los ladinos y algo que les encanta son los teléfonos celulares, las chicas ya usan zapatillas y eso de los pies descalzos para sentir a la Madre Tierra pues ya no les gusta y han cambiado el rebozo por los suéteres; ¿qué más han cambiado? pues no lo sé, pero mucho más de lo que imagino, hace unos días en el supermercado una indígena chamula con su falda de lana y sus zapatos de tacón le dijo al marido: "ahi te alcanzo porque quiero ver lencería", se lo dijo en español, le dijo al marido lo que ella haría sin preguntarle si le parecía y se sabía la palabra lencería, treinta años viviendo aquí y quedé anonadada.
Muchos indiecitos son muy ricos: "tienen paga" porque son dueños de taxis y de combis, son funcionarios del PRI, son líderes sindicales y explotan a sus mismos pueblos y a los ladinos que se pueda. Maloliente, con huaraches y un morralito sucio va un indiecito adelante de mí en la fila del banco, cuando llega a la caja saca del morralito 20 mil pesos, de esto ya no quedo anonadada porque ya lo he visto muchas veces, de hecho hasta quiero pedirles trabajo porque aquí las escuelas o instituciones donde podría yo trabajar pues no tienen paga.
Mi marido es pediatra y recibe a un indiecito con su hijo enfermo, al terminar la consulta el indiecito saca el morral y el doctor le dice que se paga afuera del consultorio con la chica de la recepción, pero el indiecito de todos modos mete mano al morral y deja sobre el escritorio 50 pesos, el doctor se los quiere devolver y le repite que se paga en el escritorio donde está la secretaria, entonces escucha (anonadado también): "no doctorcito es pa´tus chescos" (= es para tus refrescos, o sea, te estoy dando tu propina). Esa tarde el doctor ladino recibió honorarios y propina y esto sí que es hibridismo verdadero.
Así las cosas aquí.
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