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Fui a comprar unos zapatos y estuve más de media hora recibiendo cajas y cajas de zapatos con números, colores y estilos que no eran los que yo quería. La vendedora no decía nada, sólo me traía más y más, hasta que le pregunté qué pasaba. Es que no hay de su número, respondió y yo me di cuenta que ella, esperanzada en que mi pie se achicara o agrandara, me traía todos los que tenía en existencia. Ella suponía que, en un descuido y me vuelvo las hermanas de la Cenicienta, siento que me quedan bien los que sean y me los llevo. Así me sucedió al comprar ropa, cosas para la casa y hasta libros. Los vendedores me daban un abrigo por un suéter, un biombo por una cortina y el libro de las novelas de la Revolución Mexicana en vez de La Iliada, al fin y al cabo los dos son de guerra.
Llego a casa y tengo en el teléfono cinco llamadas perdidas y, cuando al fin contesto, son mis “amigos” del Banco X y también tengo amigos del Banco Z y del H que ni lo conozco y todos quieren darme tarjetas de crédito, o bien, venderme lo que sea a través de las tarjetas que ya tengo. En general me enojan esas llamadas porque se me olvida que las personas que me llaman ganan “por comisión”, o sea, que si no me venden el servicio es probable que ese día no tengan ni para el transporte a su casa y así entonces insisten, insisten e insisten. La última llamada que recibí me dio tanta risa que ya no pude ni enojarme porque de mi banco en el que tengo tarjeta de crédito me querían vender un servicio adicional que se trata de que me cubren por 72 horas los gastos de mi tarjeta si me la roban, les dije que de todos modos ya los cubren por 48 horas pero me insistieron en que era básico, vital e indispensable un día más de cobertura; además, me dijo el amable señor, si le roban la bolsa usted llama a nuestro 01800 (suponiendo, pienso yo, que no iba mi celular en la bolsa) y el banco se compromete a mandarle un cerrajero; ¿para qué el cerrajero?, digo yo; para que le abra su casa porque sus llaves seguramente irían en su bolsa, dice el amable vendedor del banco.
Comisión= si no compras no como, si no te gustan las cosas que yo ni escojo, que ni son de mi negocio, pues fastidias una economía familiar, si no te convenzo, te engancho, te enredo, te fastidio tanto hasta que digas que sí, yo no tendré empleo ni un salario mínimo porque mi empleo se llama “de comisión”. ¿Te gustaría que a ti te estuvieran fastidiando en tu casa de esta manera?; perdón, lo siento, lo entiendo, pero necesito ser un acosador telefónico para comer.
¿Qué mente perversa inventaría las ventas por comisión sin salario base? Luego nos quejamos de que hay corrupción, de que la gente roba si puede, de que la tranza avanza y de que cada vez hay más ladrones a pequeña o grande escala y cada vez más criminales y sicarios porque esos sí tienen un salario base de 8 mil pesos que es bastante más que lo que ganan los del salario de la comisión.
Y llaman y llaman, y yo alguna vez fui empleada de una zapaterìa, cajera, tambièn por comisiòn, pero nunca lo vì, porque resulta que en el mes que trabajè se perdieron algunos productos y como dicen los chilenos, " y màs encima" nos descontaron, porque aquì el patròn no pierde!! y el salario es el mìnimo que a mi me servìa para pagar la colegiatura, pero sin contar comida ni familia! y ahora en campañas polìticas cuanto ofrecen!! y dicen!! pero las palabras y promesas no se concrentan en la realidad!! si todo fuera cumplido no entiendo porque ahora hay comunidades sin luz, sin agua entubada! limitado o nulo servicio de salud! y se suma a que las oportunidades laborales tambièn son limitados y entonces? como en la foto, quien tiene trabajo parece un festejo, buena la caricatura!!! Saludos Lupita, siempre me gusta lo que escribes!!!
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