JUSTAMENTE TELEVISA

Cómo nos quejamos todos del sistema de Injusticia de nuestra Nación y nos quejamos porque lo padecemos y nos sabemos expuestos al atraco de cualquier funcionario, de cualquier policía y hasta de cualquier agente de tránsito. Nos sabemos sin apoyo de ese del que se paga con nuestros impuestos porque de la policía es mejor correr, a los gobernantes es mejor no creerles ni el Credo para no estar pasando desilusiones y de todos los políticos, funcionarios y cualquiera que tenga un poco de poder hay que cuidarse de la estafa, del robo, del abuso, porque lo único que hay al otro lado de nuestras quejas es la impunidad.

Así entonces, mientras más pobre es la gente tiene menos capacidad de quejarse ante las instancias pertinentes (aunque no sirva de mucho) y ahí los vemos viviendo en la miseria, recibiendo malos tratos de cualquier funcionario, medicinas placebo en los hospitales públicos, formándose para tener un apoyo mensual de 200 pesos que para el campo, que para los ancianos, que para lo que sea que suene a Papá Gobierno. Mi padre hacía cola en fríos inviernos a las 7 de la mañana para recibir su pensión mensual del Seguro Social: 4 mil pesotes que se había ganado después de haber trabajado por 30 años en una empresa privada y era de los privilegiados porque no andaba en silla de ruedas ni con muletas porque allí toditos de pie en el frío, después de dos horas les decían que volvieran al día siguiente porque la empleada no estaba, y ni con quién presentar una queja.

Injusticia. Barbarie. Impunidad.

Pero ahora resulta que surgen “Las Estrellas Televisa” como Laura Bozzo, quien asegura haber llegado a México para remediar todos los males del pueblo y el pueblo muere por tener un lugar en su programa para pedir justicia y, desgraciadamente, muchos obtienen lo que más quieren: encontrar a su hija secuestrada que la policía nunca buscó, meter a la cárcel al marido golpeador que las dejó lisiadas, ver encontradas y castigadas a las redes de trata de blancas en las que estaban atrapadas sus hijas, lograr que un juez familiar las escuche por fin, recibir la atención médica que les urge, la prótesis, la cirugía y todo lo que podríamos tener a manos llenas si nuestros impuestos no fueran a los bolsillos de quienes nos gobiernan. Y Laura Bozzo y Televisa son la justicia del país porque la gente que allí acude desesperada es tan, pero tan pobre, que no tiene idea ni le importan las cochinadas de la Bozzo y Fujimori (de quien en realidad no saben si es un señor o una marca de televisión), pero se van felices con aquello que nunca podrían haber soñado: una Tablet para su hijo y un puesto de quesadillas o de dulces para la familia. Y a veces, la paladina de la justicia les pone la casa: lavadora, refrigerador, camas con colchones y la verdad es que quizás no tienen energía eléctrica en su casa para conectar tanta cosa y la verdad es que sus casas son de costera y techos de lámina, con buen espacio para que entren las ratas, las aguas negras y las enfermedades, pero lo que les da Televisa no se los ha dado su Gobierno ni se los dará nunca. Eso sí lo saben perfectamente.

Aquí nos tocó vivir. Así nos toca aguantarnos aunque hoy quiero pensar como muchos jóvenes en eso de que si todos levantamos la voz puede haber algún cambio. Lo deseo, deseo fervientemente que un día la gente tan pobre se dé cuenta de la burla que es darles un puesto de quesadillas cuando se merecen una vida digna en todos sentidos. Y por eso hoy lo de “La raza de bronce” me suena a burla porque el bronce es para forjar estatuas mudas que se pueden apalear, golpear, aventar desde la más grande altura… en fin, el pueblo de bronce aguanta y aguanta, no se inmuta, no se queja, no levanta la voz porque el bronce no habla. El pueblo de bronce también es tan ciego como para pensar que una extranjera prepotente y majadera es “la justicia mexicana”.