El Vesubio de San Juanico |
En el año de 1984 ocurrió en nuestro país la tragedia de “San Juanico” que es como se le llama al poblado de San Juan Ixhuatepec, en el Estado de México. La tragedia era de las que se podían haber evitado pero está de por medio, como ya sabemos, lo de la negligencia y lo de la corrupción, en este caso de Petróleos Mexicanos: una tubería de gas se rompió y, sin medidas de seguridad, el gas estuvo escapando por toda la población hasta que cualquier chispa la encendió y una enorme bola de fuego arrasó con casas, gente, animales y todo lo que pudiera haber habido. Fue una explosión de tal intensidad que se vio desde casi cualquier punto de la ciudad, quienes despertamos por el estallido pudimos ver por las ventanas un resplandor que presagiaba el fin del mundo.
Al día siguiente, y ya enterados todos de la magnitud de la catástrofe, me uní a las brigadas de ayuda; me tocaba colectar ropa, alimentos, medicamentos, etc. y llevarlos a los albergues donde estaban los sobrevivientes. Para mi mala suerte allí llegaron los de una brigada extranjera solicitando traductores de inglés a español y yo, creyendo que sería más útil en el lugar de los hechos, pues me fui con ellos a San Juanico. Cuando regresé a casa de mis padres por mis hijas venía en estado de schock y dicen todos mis familiares que les conté de los horrores que vi, específicamente de una familia de papá, mamá y dos niños abrazados en una cama y calcinados, todos negros, como visiones carbonizadas de ultratumba. Hoy no recuerdo nada, mi cerebro prefirió bloquear el asunto, pero les creo a mis hermanas y a mis hijas porque ellas siguen horrorizados con mi relato: el relato de lo que hoy creo que nunca vi.
Desde entonces me apasioné por Pompeya, una ciudad que es Ruina Histórica porque fue víctima de la explosión de un volcán, el Vesubio. Pompeya era una villa romana de gente rica, que vivía o vacacionaba allí, eran amantes del arte y del lujo; tenía hermosas calles, teatros, un Gran Hotel de mil metros cuadrados y, desde luego, unas hermosísimas casas decoradas exquisitamente y con todas las comodidades que en ese entonces se podían tener. ¿Cómo sabemos todo esto? Porque las cenizas cubrieron con muchas capas los restos de la ciudad y sus habitantes y así los preservaron; cuando en el siglo XVIII se descubrió Pompeya y empezaron las restauraciones, aparecieron maravillas ante los ojos atónitos de los arqueólogos. Hoy es una joya de la humanidad, es un sitio mágico en el que se pueden disfrutar los frescos en paredes, los restos de hermosas fuentes, pisos, canales, calles.
Yo nunca he ido a Pompeya.
Tampoco volví a San Juanico.
Quiero ir a Pompeya para ver si mi cerebro decide desbloquearse, pero no quiero ir a San Juanico porque allí no quedó ninguna RUINA. San Juanico es una ruina de nuestro país, marcada por la pobreza y por la mismísima corrupción que causó esa tragedia y todas las que ya conocemos: siguen habiendo gaseras en el lugar y siguen construyéndose casas junto al gas, sobreviven los gobernantes corruptos y la gente ignorante, no hay medidas de seguridad ni tampoco bomberos, ambulancias y hospitales suficientes por si las dudas. No quiero ir a San Juanico pero tampoco quiero guardar recuerdos bloqueados que no me permitan ver hasta dónde puede llegar nuestro subdesarrollo. Hoy quiero recordar a la familia negra, son mi Patria.
Fresco en una casa de Pompeya |
Gracias por traer a la memoria de todos este trágico suceso de la historia de nuestro país que como bien dices se puede repetir en cualquier momento a causa de la pobreza, la negligencia, la corrupción.
ResponderEliminarDesde la provincia solo lo que Televisa transmitía, nomas recuerdo que hablaban de unas "salchichas" que explotaban y las iban contando y apostaban cual era la que seguía.
ResponderEliminarsaludos prima y desde estas tierras "paradisíacas" donde también hay muchas Ceibas (árboles gigantes) te saludamos los Olalde chagay