Del íntimo quaderno de Lupita Olalde



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 Ahora tengo siete años y tres meses, pero cuando yo sea grande quiero ser la Señorita México para que todos me vean en la televisión y me gane un coche, viajes y millones de pesos. Anoche, a escondidas, vi el certamen aunque mis papás dijeron que no porque eso era una porquería; pero yo le puse bajito el volumen de la tele, me encerré en el estudio y lo vi hasta que acabó. Yo no entiendo a mis papás porque también cuando vi un concurso estatal que se llamaba "Nuestra belleza está en el corazón" mis papás dijeron que sí, claro, por supuesto que está en el corazón siempre y cuando las concursante traigan la menos ropa posible y anden desfilando y posando de frente y de perfil para enseñar las piernas y las caderas para alebrestar al público y a los jueces y luego irse en paz pensando que su corazón y su inteligencia brillaron en la pasarela. Son de verdad muy raros y a mí sí me gusta el concurso.

También me dijeron que las señoritas son objeto sexual y codicia de machos y yo no entiendo qué quiere decir todo eso, pero sí entiendo que son muy valientes para andar paseándose en traje de baño en un lugar en donde todos los demás están vestidos.

Ganó la Señorita Tlaxcala y hace rato vi la entrevista que le hicieron y traía puesto su traje típico de tlaxcalteca. Dijo que iba al gimnasio todos los días para tener el abdomen liso, los glúteos bien torneados, las piernas firmes y la cintura delgada; que todo era un sacrificio, dijo: gimnasio, baño sauna, poquísima comida para no subir de peso; pero que bien valía la pena por lo de la meta anheladísima, ¿qué será meta anheladísima? ha de ser lo del premio y todo eso.

Luego le preguntaron que si había estado nerviosa en el certamen y dijo que sí porque los jueces nomás la están mirando a una cómo camina y cómo habla y además le miran en la cara la sensibilidad y la inteligencia y yo creo que sí porque en las piernas no se le veía eso ni tampoco se le vio cuando andaba en vestido de noche por la pasarela.

El entrevistador de la tele le preguntó que qué le preguntaron de cultura general y ella dijo que de su estado, que es Tlaxcala, y que tardó mucho en aprenderse otra vez todo eso porque ya hace mucho que salió de la escuela secundaria y dijo que ya se andaba equivocando con lo de los conquistadores españoles porque iba a decir que llegaron en el siglo pasado y pues sí es ya muy pasado, pero no se acordaba bien si era el siglo catorce o el dieciséis, aunque sí sabe que ahorita estamos en el veinte. Y luego dijo que para aprenderse el nombre del rey Carlos V se acordó de los chocolates de esa marca y el entrevistador se rió y le dijo: gracias por tu sinceridad.

Yo me fijé que en el certamen, cuando había muchísimos flashes, micrófonos y música, ella se movía como si estuviera dormida y ha de ser por eso que dijo que era como un sueño y respiraba muy despacio y dice que el corazón se le estaba saliendo del pecho y por eso se quería calmar; pero luego los respiros se le salieron muy fuerte cuando empezó a hablar con lo de la pregunta y la voz se le cortó tantito hasta que respiró más fuerte y ya dijo lo de los conquistadores.

Ella participó diez minutos distribuidos en tres etapas y un descanso y cuando le pusieron la corona dijo que sentía mucho orgullo patrio porque iba a representar a su país en el concurso de la Miss Universo. Yo creo que había otras señoritas más bonitas, como la de Guerrero, que ha de ser de Acapulco, porque toda la gente que vive en la playa se pone bonita de tanto sol, y ya me fijé que aunque no seas la más bonita sí puedes ganar y por eso yo cuando sea grande voy a concursar y mis papás no podrán decirme que no porque ya voy a tener dieciocho años o más, que es la mayoría de edad y entonces ya voy a entender muy bien lo de la “meta anheladísima” de la que tanto se ríen mis papás.