Yo, aquí nací.
Hace tiempo, cuando viví en Madrid por un año, una amiga española me preguntó si yo viviría en España y entonces pensé rápidamente en esa ciudad maravillosa donde estábamos, hermosa, llena de arte y de cultura, segura como para que una mujer sola camine de noche, como para tomar un taxi a cualquier hora y en cualquier lugar sin que nadie te asalte ni te moleste y pensé después en mi país y eso era como ir de lo blanco a lo negro. Sin embargo dije: por algo nací en México, siento la responsabilidad de quedarme allí porque mi contribución al país es importante y necesaria. Me impresionas tía, me dijo. Entonces me quedé pensando en lo de mi contribución … ¿cuál?, no sé, lo que hago día a día me parece más valioso en el Infierno que en el Cielo de los países desarrollados.
Hoy y muchos otros días más recuerdo cosas, cosas que parecen sin importancia: basura que se recicla, policías amables, niños que no se quedan sin escuela, transporte público que funciona y lo pienso porque me duele demasiado tanta agresión que soporto aquí, en mi país, agresión psicológica con una narcoguerra que nada más al Presidente parece favorecerle y desde luego al grupo de narcos al que él protege, agresión económica con tanto desempleo, salarios de miseria e impuestos por todo. Cuando recuerdo a los maderos españoles (que son los policías) vuelvo a ver las caras de los polis mis compatriotas que me detuvieron en un retén aquí en Chiapas y me quitaron la placa del coche, y abrieron la cajuela para ver si teníamos armas y nos tomaron fotos a mí y a mi familia; cuando recuerdo amables maderos españoles y franceses e ingleses, veo la cara de espanto que puso el policía analfabeto al que le pedimos que levantara la infracción, porque como aquí en el país de la corrupción todo mundo les da su “mordida” de a 200 pesos, pues no necesitan ni saber escribir.
¿Es peligrosa esta ciudad?, le pregunté al administrador del hotel en Buenos Aires cuando me disponía a salir a conocer. ¿De dónde viene?, me dijo. De México. Ah! no, ésta es una ciudad segurísima.
Soy mexicana, aquí nací y sigo pensando que este país es mi lugar y mi destino. A veces no entiendo para qué, no hago ninguna gran labor ciudadana porque también mi destino es escribir, aquí nací y nací para escribir y eso es suficiente para permanecer. Ahora tengo miedo de volver a viajar algún día porque puedo enamorarme casi de cualquier otro país, pero ya no es el tiempo de mudarse y cuando fue estuve convencida de que mi lugar estaba aquí. Ya no sé si estoy tan convencida hoy en día, no estoy segura ya de no ser una traidora que se escapa, pero me pasa lo que a todo mundo le está pasando en México: tengo miedo. Miedo de que algún familiar mío pueda estar pasando el tiempo en un casino, mi madre iba casi todas las tardes a uno y se divertía muchísimo; miedo a que mis hijos o nietos vayan a un partido de futbol o simplemente estén en un centro comercial a la hora de una balacera. No puedo aceptar que mi país esté en guerra y creo que lo aceptaría realmente si esta guerra fuera para derrocar a un Presidente que no ha hecho más que hundirnos y matarnos.
Hoy sé que fue muy importante no darles “mordida” a unos bandidos con uniforme, no haberme amedrentado con sus armas y su prepotencia, haber tenido el valor de tomarles fotos y de denunciar. El problema es que quizá ni después de muerta sabré si le sirvió de algo a mi Patria lo que hice, y por ese poquito que logré me vuelvo a confesar a mí misma orgullosamente mexicana, me vuelvo a comprometer con México, me siento con esperanzas renovadas en este caos de abuso y de maldad.
Amiga española, sí, por algo aquí nací. No quiero vivir en ningún otro país.
Muy bueno tú blog de ésta semana. Estamos "hasta la madre" de tanta IMPUNIDAD ese es el problema # 1 de México, la impunidad. Como se dice es el país donde no pasa nada. Políticos, operadores, sicarios, halcones, etc. etc están cortados con la misma tijera.
ResponderEliminar