Foto: http://www.resistenciacivilpacificaennl.blogspot.com/ |
A mis hermanas y a mí nos encantaba que el 16 de septiembre mi papá decidiera llevarnos a alguna calle de Paseo de la Reforma a ver el desfile militar. Nos íbamos muy temprano a apartar nuestro lugar, que era un tramo de la acera, y veíamos pasar el desfile de principio a fin. Era impresionante y maravilloso, les decíamos adiós a los soldados y les aplaudíamos a los tanques de guerra. Junto a esa emoción recuerdo que nunca me supo responder bien mi papá para qué queríamos en el país tantos soldados armados, decía que para defendernos a todos nosotros por si había guerra, pero ni en la más negra de mis pesadillas podría haberme imaginado en ese entonces que la guerra en que los vería activos sería en una guerra interna, una guerra entre mexicanos, la guerra de todos contra todos. Entonces, todos los soldados armados al final sólo servirían para matar mexicanos. Cuando yo les aplaudía y me emocionaba con el ruido de su marcha y sus tambores pensaba que eran tan buenos mexicanos como yo y como mi padre.
El día de ayer y después de muchos años decidí ver por televisión el desfile porque de verdad me cuesta creer que marchen tan ufanos los generales con sus brigadas hoy en día, cuando matan población civil: en emboscadas buscando narcos, en retenes buscando armas y en donde sea. Pero allí estaban, desfilando tan orgullosos de ser asesinos a sueldo y presentando sus respetos a nuestro Primer Mandatario que ahora sí se nota que es el “Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas” y ese es el único cargo que ejerce con gran entusiasmo desde que llegó al poder.
Vi de nuevo soldados marchando y tanques de guerra impecables desfilando y escuché muchas palabras que pretendían ser elegantemente informativas en ese contexto, las decía un entusiasmado general al micrófono: fusil FX05, obuses, morteros, cañones, aviones caza, artillería, armas de fuego… y más. Empecé a sentir indignación y horror porque las armas que andaban desfilando son las que veo en las noticias matando hombres, mujeres, niños, ancianos, población civil en general y, agarrados a esas armas, veo también a soldados como los del majestuoso desfile. A esas muertes nuestro Presidente las ha bautizado como DAÑOS COLATERALES.
El General Trujillo habla en la televisión sobre la misión heroica de nuestros soldados mexicanos.
Mi hijo se llamaba Felipe y ahora se llama Daño Colateral.
El General Trujillo les explica a los periodistas de TV que en los vehículos blindados de la policía federal caben 18 sujetos armados que pueden disparar desde dentro sin ponerse en riesgo.
Mi esposa se murió en la guerra. No era militar ni narcotraficante, ni lavaba dinero, sólo era una colateral.
El General Trujillo explica que los agrupamientos van cantando: El Himno de los Paracaidistas, El Himno a la Artillería. Lo dice tan entusiasmado que ni cuenta se da de que el desfile parece una representación grotesca: una comedia musical.
Mi padre y mi hermano murieron en esta guerra en cumplimiento del deber porque iban a su trabajo, pero no son héroes porque su muerte sólo fue un daño colateral sin importancia para el país.
Ahora ya no sé para qué vi el desfile de los mismos tipos que veo en las noticias: soldados mexicanos armados que en este sexenio se convirtieron en sicarios.
Mi papá,(QEPD), era un PRInosaurio del PRIcámbrico temprano (PNR) y me decía cuando yo era niño que el PRI era la Patria,(de ahí su logo tricolor), lo que me hizo perder a edad temprana, y antes que la virginidad, mi fé en la Patria. En 1968 defendió a ultranza a los militares y al gobierno que perpretaron la matanza de Tlatelolco lo que hizo que desconfiara de los gobiernos, de los militares y de mi papá, por supuesto. Estoy de acuerdo contigo en que nunca como ahora los militares mexicanos están cumpliendo cabalmente su papel de sicarios al servicio de las órdenes de la DEA, Don "Chapo" Guzmán y felipillo, en ese orden. Gracias por tu blog.
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