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Recuerdo que hablaban desde el corazón, puedo verlos de nuevo y oír sus palabras cortadas por un llanto reprimido: injusticia social, Gobierno corrupto, asesinatos, homicidio, represión, violación a los derechos humanos, pobreza en el país, hambre, miseria, cinismo de los poderosos… y, sobre todo, que ya no debíamos soportar más como pueblo, que ese era el momento de demandar, Presidente: que la Nación te lo demande. Y que la Nación éramos todos. Dijeron “por eso estamos aquí, para invitarlos a que se unan a nuestra causa, a la causa del pueblo mexicano que somos todos”; yo, me dijo mi compañera, no entiendo esto ni me importa porque nunca he sido pobre ni voy a serlo y si hay gente que no tiene nada pues qué pena, si de esto se trata ser mexicana pues me declaro gringa y ya.
Fue entonces.
Uno de ellos se desesperó, ¿qué vio? Supongo que a las niñas vestidísimas a la moda, a las miradas ausentes, a los ojos como atentos pero en otro lado, a la apatía y a la indiferencia, a ¿la burla también? Uno de ellos se desesperó, como he dicho, y nos insultó a gritos: Niños estúpidos, ¿qué les podemos decir a una bola de ignorantes que jamás han oído el sonido de una bala y que jamás han visto caer un cuerpo acribillado? Después, silencio. Solamente silencio. Los estudiantes desarrapados se fueron y los niños estúpidos nos quedamos allí, nadie hablaba ni se movía hasta que lentamente, uno por uno fuimos saliendo y fin del mitin político.
Sin embargo, yo no era una niña estúpida, yo entendí en el cerebro y en el corazón lo que estaba pasando y me quedé pensando mucho en las palabras del estudiante que se enojó, las pensé tanto que hasta el día de hoy las recuerdo. Al finalizar ese año escolar me di de baja en la Ibero y me fui a la universidad de los desarrapados porque yo, de verdad, sí quería ser parte de la Nación.
El día de hoy, quién lo fuera a decir, el movimiento estudiantil empezó en la Ibero. A lo mejor ya pronto seremos todos un mismo pueblo. El pueblo de México: la Nación.
La solución para este pais está en nuestra gente, principalmente en la gente joven. Basta ya de preferir lo establecido, ésta es nuestra nueva y pienso yo, última oportunidad. Creámosle a la gente que desea un cambio, apoyemos a esas mentes frescas, emprendedoras y buenas. Sigamos trabajando y arriesguémonos, pero con entereza, con trabajo, con crítica y con valentía a este nuevo horizonte. Un beso ex pirrurra.
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