La Ciudad Mágica de San Cristóbal de Las Casas en Chiapas, ciudad en la que vivo desde hace 27 años, me recordó el sádico cuento de Los Cochinitos cuyas casas, al soplido del lobo, se desbaratan.
Y la historia es así:
En el transcurso de un mes se han dado las condiciones climáticas y de deterioro ambiental necesarios para que cuatro tornados azoten la ciudad ante el grandísimo asombro de un pueblo que no está acostumbrado a ver estos fenómenos mas que en la televisión.
Del deterioro ambiental no tenemos mucho más que conocer de lo que ya sabemos: la tala de árboles, el agotamiento del suelo, los cerros antes boscosos y hoy de pura piedra. Y es que la gente tiene que comer y quemar leña para calentarse y para cocinar, me refiero a la gente muy pobre que en Chiapas abunda; y la gente con dinero tiene que explotar los bosques para tener dinero porque el mal de nuestro siglo es esa compulsión por el dinero que los corruptos, adinerados, gobernantes y demás no se alcanzarán a gastar ni teniendo las siete vidas de un gato.
Las calles de la Ciudad Mágica están bordeadas por hermosas casitas de todos colores, típicas, folklóricas, románticas y... techadas con láminas. Los tornados vinieron a destapar los escondidos secretos de la hermosa San Cristóbal y más de mil casas quedaron sin techo y muchas más de mil láminas se echaron a volar y a destruir a su paso lo que iban encontrando: gente, animales, árboles, autos.
Entonces nuestros gobernantes anuncian rápidamente que el Ejército ya está ayudando, se habla de damnificados, de ayuda al pueblo, de tragedia. Y nuestro Gobierno empieza a ayudar a los damnificados para que reconstruyan sus casas, ¿cómo? Dándoles más láminas!!!! al cabo ya están acostumbrados a vivir en la pobreza y en el filo de la navaja cada vez que el viento sople en su contra.
Y aún más: por cuatro láminas les están haciendo firmar a los damnificados documentos en blanco que por cierto dirán después Recibí veinte láminas. De ninguna manera sólo cuatro. Porque de lo que siempre se trata es de robar, los mexicanos aguantamos, por eso somos "La raza de bronce".
Y ¿en qué punto se fundirá por fin el bronce, hasta dónde aguantará? Todos nos quejamos: la cajera del supermercado, el taxista del aeropuerto, el dueño de la pequeña empresa, el plomero, la dueña de la tienda de abarrotes; bueno, no todos, hay "asalariados sindicalizados" que eso es como título nobiliario en las condiciones actuales del país, hay gente rica muy rica de la que nunca se ha subido al Metro, de la que va al hospital en Houston, a parir en San Diego y a hacerse cirugías plásticas en cualquier parte del mundo que sea la mejor, hay muchos narcotraficantes y muchos otros que les lavan el dinero y eso somos: un país en donde ya la clase media va diluyéndose hacia la pobreza y entre la clase alta y la baja un anorme abismo se abre cada día más.
Nuestro riquísimo país con petróleo, riqueza natural y maravillosos paisajes y bellezas que se muestran al turismo del mundo, es un País Mágico como San Cristóbal, es de utilería, es de fachadas con techos de lámina nada más.
Y ¿en qué punto se fundirá por fin el bronce, hasta dónde aguantará? Todos nos quejamos: la cajera del supermercado, el taxista del aeropuerto, el dueño de la pequeña empresa, el plomero, la dueña de la tienda de abarrotes; bueno, no todos, hay "asalariados sindicalizados" que eso es como título nobiliario en las condiciones actuales del país, hay gente rica muy rica de la que nunca se ha subido al Metro, de la que va al hospital en Houston, a parir en San Diego y a hacerse cirugías plásticas en cualquier parte del mundo que sea la mejor, hay muchos narcotraficantes y muchos otros que les lavan el dinero y eso somos: un país en donde ya la clase media va diluyéndose hacia la pobreza y entre la clase alta y la baja un anorme abismo se abre cada día más.
Nuestro riquísimo país con petróleo, riqueza natural y maravillosos paisajes y bellezas que se muestran al turismo del mundo, es un País Mágico como San Cristóbal, es de utilería, es de fachadas con techos de lámina nada más.
Que triste, me pone los pelos de punta solo de pensarlo
ResponderEliminarGuau, que buen retrato de lo que es verdaderamente San Cristóbal. Y totalmente de acuerdo con los discursos para quedar bien, robando al pueblo y aprovechándose de las circunstancias.
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