La verdad es que lo vivimos diariamente y confieso haberme tragado a veces lo de estas alianzas. Primero me caso ideológicamente con un partido político, le presto atención y me parecen sensatas sus ideas, entonces espero, espero, con eso de que la esperanza muere al último (el problema ahora es que yo ya llegué a ese último). Poco después mi partido favorito aparece en una conciliadora Alianza que arregló definitivamente sus diferencias con otro u otros partidos. De momento, claro, pensé que qué bien; pero ya cuando por fin me alcanza el raciocinio me doy cuenta de que PRD y PAN, por ejemplo, no tienen nada que hacer juntos.
Es un gran teatro, solamente.
Es un teatro para espectadores asombrados que no deben pensar.
Y de esos espectadores he llegado a ser.
¡Cómo lo siento!
Todo esto me recuerda una maravillosa historia que leí en alguna novela que ya no encuentro pero que, gracias a Dios, me quedó en la memoria. Un niño, llamémosle Ponchito Verde, es muy aficionado a la lucha libre porque Jacinta, su nana, lo lleva todos los sábados y ambos disfrutan enormemente. Ponchito Verde es fan del Santo e incluso reza por él antes de las peleas ya que su contrincante principal cada vez se muestra más feroz: es el Blue Demon.
Un sábado muy especial y muy esperado habrá una gran pelea de campeonato entre el Santo y Blue Demon y Ponchito Verde está muy nervioso durante toda la semana previa y, desde luego, redobla sus rezos y encarga al Santo con todos los santos de verdad. Esa tarde de la gran lucha es una tarde fatal porque el Santo pierde y el Blue Demon se pasea por la arena todo orgulloso, con los brazos en alto y Ponchito puede verle, a través de la máscara cómo se ríe con burla del Santo que se queda tirado en el suelo.
Por la calle de regreso Ponchito Verde va llorando en silencio, siente que odia al Blue Demon y le da mucha tristeza que el Santo tan bueno y tan poderoso haya podido ser derrotado por un sucio tramposo, porque eso es el Demon. Entonces, al pasar por un café de chinos, Jacinta le dice que entren para tomar café o chocolate y pan porque de que es cierto, es cierto, que las penas con pan son buenas y ella también siente pena por el Santo. Cuando están en la puerta de entrada ya ni pueden entrar porque ambos ven, asombradísimos, que en la mesa del fondo están el Santo y el Blue Demon, felices, muertos de risa, tomando pan con chocolate para las penas.
Jacinta y Ponchito Verde ya no fueron más a la lucha libre.
Peleaaaaaaaaaaaaaaaaaaaran todo el sexenio sin límite de víctimas, en esta esquina de no más de 1.50 m de estatura la dupla infernal formada por el "mini chapito de Sinaloa" apoyado hasta la ignominia por su parejita el "minipresidentito" disputándose el narco-estado mexicano en contra de los "narco-pymes"( bola de montoneros) que no entienden los fenómenos de mercadeo globalizadores y se resisten a integrarse al monopolio de los verdaderos pequeños gigantes de la guerra contra el narco...pymes.
ResponderEliminarOjo: la empresa no se hace responsable de los "daños colaterales" ocasionados por este espectáculo.
Yo era muuuuuy fan del Santo, hasta me daba por ir en mallas y capa de toalla al kínder. Una de las primeras grnades desilusiones de la vida, de esas que dicen que te acaban la inocencia me la dio él. Cuando se murió, yo tenía como 7 años, en la tele pasaron imágenes de él si la máscara. Mi corazón se rompió... yo me lo imaginaba guapísimo.
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