La Patria es mi ciudad: Ciudad de México. Los jueves a las 8 de la noche mis hermanas y yo veíamos a Viruta y Capulina: “Cómicos y Canciones Adams”, cantaban las hermanitas Navarro. A mis papás les gustaba más el programa “Estudio Raleigh” con Pedro Vargas que llevaba invitados como Alejandro Algara y otros que cantaban con Alvarito al piano, y además, para hacer chistes estaba el Chino Herrera y mis papás se reían muchísimo y hoy yo recuerdo con intensidad esos programas mientras miro la televisión y aquí y ahora el nuevo Downy es la protección materna y con helados Holanda se ve todo del lado amable.
Después de los helados antidepresivos y el afecto que emana de los detergentes continúan las noticias: el reportero entrevista a un damnificado que ¿cómo se siente usted?, que ¿qué opina de los efectos del huracán?, y ojos de agua le responden, palabras cortadas; el reportero entrevista al secuestrado, al herido: ¿qué le puede usted decir al auditorio?, y miradas tristísimas le responden, palabras ahogadas y coma helados Holanda, ¡que lo acaricie el Suavitel!
Una ráfaga de luz vibrante y gélida me atraviesa desde la pantalla. Ciudad de México, ciudad enorme habitada de fantasmas, de almas en pena por doquier y yo, metida en cama, no puedo despegarme de la pantalla porque, hundida en un rebozo, llora la madre de una niña violada y asesinada; el reportero, frente al féretro, con fingida cara de respeto, le pregunta su nombre. M a r í a... frases débiles se oyen, quejidos de agua y el reportero insiste: ¿quiere usted narrar al auditorio lo ocurrido? Mirada perdida de la madre. El jabón Zest te vuelve a la vida. Coca-Cola es alegría.
Necesito entonces regresar a las “Noches tapatías” de antaño y ya no recuerdo si había tantos comerciales en las pantallas o mi memoria reprime y mis ojos veían solamente lo blanco y lo negro y mis ojos eran y no hay ojos más lindos en la tierra mía, que los negros ojos de la tapatía. Los negrísimos ojos como el pelo de Velvet, la niña del caballo que era yo en la tele y luego, viernes a las siete y media y Rin-tin-tin en la pantalla con el teniente Rip Masters, el sargento Bif O´Hara y el cabo Rusty y son los años cincuenta de México desde la gran ciudad, y no este nuevo milenio que siguió a aquellos tiempos.
Y hoy, prendida a mis memorias pienso como el poeta Manrique que “cualquiera tiempo pasado fue mejor”. Y no sé si es porque yo era niña y los niños ven el mundo con otros ojos: alegres, o quizás porque aquel país en el que yo podía vivir y ser feliz ya no existe. Estoy triste porque no fuimos nosotros quienes destruimos, fue un puñado de asesinos el que mató a mi Patria.
Y volvemos al tema de Iniciativa México y de las dos televisoras que durante años no sólo se han dedicado a ofrecer contenidos poco educativos, también se han dedicado a "deseducar" y ahora, desde hace algunos años, peor aún: se han dedicado a vender morbo a costa del sufrimiento ajeno en el mejor de los casos real pero en ocasiones hasta inventado para montar toda una escena en el set...¡Y que pase el desgraciado que diseña los contenidos de la TV mexicana!
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