En este país, en otros tiempos, era bastante bueno jubilarse porque eso no significaba quedarse en la ruina por no trabajar; pero la situación fue cambiando y ahora verdaderamente la jubilación es un castigo para quien trabajó toda su vida en un lugar, para quien fue profesor universitario, para quien atendió enfermos, para quien dedicó el mejor esfuerzo de su vida productiva a cualquier institución. Y estoy hablando de instituciones gubernamentales, porque las jubilaciones de empresas privadas simplemente no existen.
En otro países (hablo de Primer Mundo, por supuesto) la tercera edad puede ser muy disfrutable porque ya no hay que trabajar con horarios y exigencias y además las pensiones de jubilación son hasta mejores que los sueldos de los que sí trabajan, así es que en este momento pienso que realmente me habría ido mejor siendo española, francesa o italiana, pero aquí me tocó vivir y sigo creyendo que algo es lo que puedo y debo hacer por este país. Cada vez me convenzo más de que mi tarea es hablar y escribir y quiero suponer que ese es mi grano de arena.
El latín jubilare significaba lanzar gritos de júbilo, de gozo. Del siglo XIII viene la palabra jubileo, que proviene del latín y se refiere a la solemnidad judía celebrada cada cincuenta años; con ocasión de ella no se sembraba ni se segaba, todos los predios vendidos volvían a su antiguo dueño y los esclavos recobraban su libertad. Era el tiempo del gozo. De allí mismo, en el siglo XV aparece la palabra jubilar: alcanzar la jubilación, que significa regocijarse, alegrarse por la satisfacción del que ya no ha de trabajar.
Por lo menos, entonces, ya no debería llamarse jubilación a este desempleo obligado que causa angustia a tantas personas que conozco y que no conozco, que trabajan para empresas privadas o para el Gobierno. Y en la tercera edad de los mexicanos, ¿cuándo entonces será eso del tiempo del gozo?, porque hay muchos que ni derecho a jubilación tienen, o sea, que el día que no trabajan no comen, aunque tengan 80 años.
Lamento mucho no poder hacer nada más por este país, lamento mucho también sufrir lo que aquí pasa porque no me tocó nacer en otra parte, quisiera como todos los turistas que veo en mi ciudad en este verano, cantar a todo pulmón México lindo y querido con los mariachis, comprar una bandera mexicana para mi casa y seguir mi paseo de dos o tres semanas sintiendo de corazón que éste es un país hermoso donde les gustaría vivir.
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