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SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, CHIAPAS, Mexico
MIS LIBROS: Olivos y Acebuches (cuento), Con un padre me basta (novela), Hablarán nuevas lenguas (poesía),Mar de cristal transparente (novela), Muy Intimos Quadernos (novela), Siete casos en busca de un psicólogo

sábado, 10 de septiembre de 2011

Remembranzas de la vida al otro lado

Película "Bienvenido paisano" http://www.cinelatino.com/

Ayer vi, por segunda vez, una película en la televisión que se llama “Bienvenido paisano” y que es una crítica feroz al programa nacional para acoger a los mexico-gringos que vienen en vacaciones. En cuanto llegan a la frontera son extorsionados por las autoridades, les roban, los humillan, los insultan y los dejan limpios de cuanto dólar traigan. Es tan patética que llega a ser cómica, pero a mí me deja una tristeza terrible de ver con qué emoción el hombre y su esposa regresan a su país y quieren comer tacos y tomar tequila y oír mariachis y lloran de nostalgia y de gusto, mientras los hijos son completamente gringos, se jactan de ser ciudadanos americanos y desprecian absolutamente los sentimientos de sus padres. Todos, sin embargo, acaban regresando a su lugar que es ya el del American dream porque aquí nomás maltrato y discriminación reciben.

Lo paradójico es que esos adultos no viven bien ni aquí ni allá, porque de aquí ya realmente no son, ya no conocen ni a su familia y mal que bien tienen costumbres gringas y servicios de primer mundo cuya carencia les afecta mucho; allá sufren maltrato y discriminación también, pero lo compensan con el nivel económico que logran tener y que no se parece en nada al de la milpa seca donde nacieron.

Todo esto me duele mucho y me hace recordar una historia real de aquellos tiempos en que yo viví allá en los EU y de cuando quedé curada para el resto de mi vida de volver a ese país:


El BART es el tren urbano en San Francisco: alfombrado, lujoso, costoso. Es el transporte popular.
- ¿Supo usté que chocó el Metro en México?
- ¿Cuándo?

- No sé, lo vi en el noticiero de las seis, el noticiero en español.

- ¿Cuál metro?

- El tren, comadre, dicen que allá en México le dicen Metro al BART.

Allá va el tren por túneles y puentes, igualito, con su misma carga mexicana: Powell Street, Montgomery Station, Embarcadero stop, igualito, Pino Suárez, Bellas Artes, Zócalo. Igual desolación en la estación de Richmond que en la de Pantitlán: casas pobres, suciedad, calles oscuras, delincuencia, sólo que allá los marginados son negros y aquí nomás morenos.

Recargado en la ventanilla va un hombre, mexicano sin lugar a dudas, su aspecto y su desolación me dan la seña. Me siento junto a él, me observa…

- ¿Cómo qué horas son, seño?

- Son las once y dígame, ¿cómo sabe que hablo español?

- Lueguito se le ve la cara de mexicana.

¿Cumplido o maldición en aquella tierra de emigrados? Puedo hablar inglés y tomar cursos en la universidad, pero la cara de mexicana es un estigma. De cualquier modo, mi orgullo patrio crece aunque deba ser discriminada hasta en el supermercado y el autobús.

- ¿Y a usted qué le pasa? ¿no vive a gusto aquí?
- Mire, seño, yo soy de Michoacán y vine acá para ganar en dólares. Allá dejé la familia.
- ¿Y gana bien?
- De ganar sí, pero ya ve, como ilegal, pues a veces no me quieren pagar. El cochino gringo que me contrató ya me debe más de un mes.
- ¿Qué hace usted?
- Soy albañil, pero aquí soy albañil especial, sólo pongo pisos.
- ¿Y qué va a hacer?
- Le voy a dar sus trancazos a ese.
- Ni lo mande Dios, me lo regresan de inmediato a Michoacán
- Pos sí, seño, creo que primero voy a ver si le puedo echar a la police y, bueno… mucho gusto, aquí me bajo yo. Adiós.
- Adiós.

Yo me bajo en Berkeley porque tomo unos cursos en la universidad, allí hay muchos grupos de mexicanos emigrados y preocupados por su país: Comités Pro-Zapatistas, Grupos contra la pobreza en Chiapas… hacen marchas, plantones ante el consulado de México, discuten por horas y en inglés cómo levantar al país con apoyo en dólares. Pero, sobre todo, valoran mucho su ayuda moral, a distancia, no importa, pero los mexicanos, compatriotas, tienen todo su cariño, su esfuerzo y su trabajo. Y así discuten largos puntos en sus largas juntas, junto a los albañiles que remodelan sus espacios, junto a las afanadoras que limpian sus baños, junto a las sirvientas que resuelven sus cosas elementales. Junto a esos mexicanos, mexicanas, guatemaltecos, salvadoreños, los intelectuales latinos en Estados Unidos se sienten más intelectuales y más apóstoles que nadie.

1 comentario:

  1. Lamentable nuestra situacion economica en México y en muchos paises, mi papa siempre me canta una estrofa q dice "pobrecito mi patron piensa q el pobre soy yo"... sirvientas mexicanas q resuelven sus cosas elementales, nos hemos mal vendido

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