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SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, CHIAPAS, Mexico
MIS LIBROS: Olivos y Acebuches (cuento), Con un padre me basta (novela), Hablarán nuevas lenguas (poesía),Mar de cristal transparente (novela), Muy Intimos Quadernos (novela), Siete casos en busca de un psicólogo

sábado, 10 de marzo de 2012

El mundo verde y de hule

http://www.clarinveracruzano.com/

Cuando mis hijos eran pequeños colocaban sus más extraños deseos y las cosas imposibles y maravillosas en un mundo diferente que aseguraban existe, era su realidad alterna y el día que les pedí que me lo describieran me dijeron: es un mundo totalmente diferente, ni te lo podrías imaginar porque es como un mundo verde y de hule.

En la Navidad pasada, con familia en casa: hijos, sobrinos, hermana, nieta, éramos once personas que nos reuníamos la mayor parte del día para ¿compartir? Una tarde en que estábamos todos en casa me sorprendió el silencio porque sólo se oía un partido de futbol en la televisión. Entonces me asomé a la sala y ¡oh sorpresa! Allí estaban todos, los chicos y los grandes y hasta la pequeña de 4 años, todos absolutamente en otra parte porque estaban conectados a teléfonos, ipads, ipods, iphones , a la tele por supuesto, y no sé a qué otros artefactos más. La escena era increíble, para mí era aquello como un velorio con sonido de futbol: todos callados, absortos, todos en el otro mundo.

Ese día recordé las reuniones de mi niñez, cuando no había blackberries y celulares y etc. etc.; la televisión era en blanco y negro y exclusivamente con canales nacionales. No teníamos entonces más remedio que reunirnos alrededor de una mesa a platicar y, como en ese tiempo los niños no se mezclaban con los adultos como ahora, pues había dos mesas y la de los niños era muy divertida: hablábamos de cochinadas mientras nos preparaban la merienda y en cuanto llegaba a la mesa la charola del pan cada quien escupía el suyo para que no se lo ganaran. Hoy todavía no sé si los niños con los adultos siempre al mismo nivel en las reuniones sea lo mejor, o si se necesitan algunas generaciones más para lograr el tan anhelado equilibrio. Solo sé que la gran intimidad con hermanos y con primos se gestó en aquellas reuniones.

Hace unas semanas impartí un curso a futuros Maestros en Pedagogía y aprendí mucho de ellos. Obviamente, como todos son maestros que tienen que ver con niños, adolescentes y jóvenes, les hablé de mi experiencia de la Navidad pasada y discutimos acerca de que hay cosas que se pierden como esas convivencias que yo extraño y hay cosas que se ganan como las habilidades tecnológicas y psicomotrices de las nuevas generaciones y el cerebro irá cambiando y adaptándose a lo nuevo y aprendiendo de las necesidades humanas cambiantes, creo que ellos trataron de comprenderme y yo a ellos porque por supuesto que yo diría, como muchos de mi generación, que cualquiera tiempo pasado fue mejor aunque no estoy muy segura porque amo el internet, el mail y ahora disfruto mucho un ipad; sin embargo todavía adoro conversar con la gente. Creo que la que está ahora en el mundo verde y de hule soy yo.

Cuando yo era pequeña y estaba loca con la novedad de la televisión, por ejemplo, mis tías viejas decían que era cosa del diablo estar “viciados” con esas cosas, que un día, en vez de ver nuestros programas íbamos a ver la cara del diablo, pero ni la amenaza de verle la cara al Satanás nos apartaba de nuestro vicio. En aquellos tiempos también mi bisabuela me dio la gran lección de mi vida porque Cuquita era una lectora innata, estaba “viciada” con los libros y vivía leyendo novelas de amor; eso sí me despegaba a mí de la televisión porque le preguntaba a ella que qué encontraba de maravilloso en los libros como para esconderse en el vestidor de la recámara, pequeña ella y sentada en su silla chaparra leyendo por horas y horas. A veces lloraba o suspiraba mientras leía y me dijo que un libro siempre será más valioso que cualquier joya, además me contó que había descubierto un truco para no pasar ansias con las tramas de sus novelas: leer el principio y en seguida el final, así, sabiendo lo que iba a pasar podía disfrutar con calma su lectura. Gracias bisabuela Cuquita, también a ti debe haberte parecido estúpida la televisión pero no dijiste ni una palabra al respecto, sólo nos enseñaste con el ejemplo el placer de la lectura.

4 comentarios:

  1. Lo que nos sabes es que estábamos actualizando nuestro perfil de Facebook poniendo "De vacaciones con los primos", dándonos "Likes" en las fotos que tomamos en la mañana, tuiteando que el mejor café del sureste se toma en Carajillo en San Cris. En fin, que si nos comunicamos y un montón, pero de formas verdes y de hule. Y no te hagas, que la Ipad que tenía Pola... era tuya jejejeje
    Muchos besos.

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  2. Dr. Jorge L. Olalde10 de marzo de 2012, 10:52

    Si cierto no te hagas (como dice Joly, que no se quien es) ahora los libros vienen electrónicamente, el 99% de mis "Lectures" de medicina los veo en mi iPad, lo que se están ahorrando las nuevas generaciones es a no destruir mas árboles para obtener papel. Lo que hay que hacer es fomentar la lectura a través de estos dispositivos y NO que anden en jueguitos cibernéticos. He dicho!
    Un abrazo a todos

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    1. Primo, por Dios, la Joly es mi hija Julieta. Ya te la voy a llevar al Maztlán para vlver a presentártela, ok?

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  3. MUY CIERTO, SE EXTRAÑAN ESAS CONVIVENCIAS CERCANAS, EL VER A LOS OJOS A LOS SERES QUE UNO MAS QUIERE, EL PODER DAR UN ABRAZO, EL DECIR TE QUIERO, EL ANHELAR LOS DESEOS, REUNIRSE EN LA MESA, REIRSE Y LLORAR AL MISMO TIEMPO, ESO ES IREEMPLAZABLE,NO HAY NADA MEJOR QUE EL CONTACTO HUMANO, PERO TAMBIEN ES CIERTO QUE HOY EN DIA LA TECNOLOGIA AYUDA EN MUCHO PERO DEFINITIVAMENTE NO ME AYUDARA A DAR UN ABRAZO. BESOS PROFA LUPITA, SE LE QUIERE. ATTE IRMITA.

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