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SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, CHIAPAS, Mexico
MIS LIBROS: Olivos y Acebuches (cuento), Con un padre me basta (novela), Hablarán nuevas lenguas (poesía),Mar de cristal transparente (novela), Muy Intimos Quadernos (novela), Siete casos en busca de un psicólogo

sábado, 3 de diciembre de 2011

Vuelta de página


El cello y el contrabajo en ensayo y yo en esta cocina comiendo galletas alemanas


 Ayer murió en la Ciudad de México mi tío alemán: Klaus. Mis tíos “los músicos”, así les decíamos mis hermanos, mis primos y yo. Mi tía Margarita Olalde: cellista y Klaus su esposo: contrabajo. Eran en mi infancia un sonido las voces del cello y del bajo juntas siempre, en casa o dentro de la Orquesta Sinfónica y para varios de nosotros (los sobrinos) el sonido de las cuerdas se nos quedó metido en la sangre. Hoy son sólo una imagen en la memoria, la imagen de los tíos haciendo música y la imagen acústica de sus cuerdas, del grave cello gimiendo, de la voz durísima del contrabajo y de las muchas otras voces que con ellos andaban: pianos, violines, trombones, alientos.

Con la partida de Klaus las páginas del libro de mi vida dan la vuelta, pasan. Las casas de mi infancia, la mía, la de ellos, las de mis primos; los tíos ahora muertos, las fiestas de cumpleaños, bodas, bautizos, comuniones. Los días de campo. Los días de música de orquesta: enormes días para la niña que yo era, conciertos formales e informales por ser ensayos de orquesta y yo allí, sentada, escuchaba mientras veía danzar a la música en el aire; yo entraba a ese mundo raro que era de ellos y que podía comprender inmensamente. La muerte de Klaus es final de un capítulo.

Hoy me siento invadida de melancolía porque quisiera estar sentada a la orilla de la fuente de las ranas en mi casa de Muitle y ver entrar por el jardín a todos los tíos, pero la verdad es que sólo percibo una hilera de fantasmas. Me gustaría que de nuevo hablaran, se palmearan la espalda, nos abrazaran, nos dieran a escondidas la probada de tequila y que se rieran de nuevo con esas carcajadas que se quedaron guardadas en las casas. La muerte es dispersión decían los antiguos aztecas y desde hace ya muchos años la dispersión empezó: unos viven en la Ciudad, otros en provincia, otros en otros países y los primitos de antes, unidos como hermanos, ahora nos valemos del mail y del teléfono para no permitir que triunfe la total dispersión todavía, los pedazos de nuestros recuerdos aún andan en el aire y a través de los tiempos como las voces de las cuerdas.

Ayer en la noche fui a un concierto y los músicos no eran nada míos, pero la música sí. Anoche supe que de mis tíos me quedó la música y que su pasión por los sonidos era mi misma pasión por las letras. Un día yo también seré fantasma y alguien se dará cuenta de que le dejé las letras.

Sea



PD: Mi abuelita decía: No lloras por el muerto, hijita, lloras por ti.

3 comentarios:

  1. BONITOS RECUERDOS Y EDUACION MUSICAL DE LOS TIOS MARGARITA Y KLAUS Y DE MI TIO DELEITANDONOS EN EL PIANO Y CON SU ACORDEON QUE ESTARAN EN MI MENTE MIENTRAS VIVA
    SALUDOS A TODOS DESDE COZUMEL Y VIVA MI FAMILA QUE ES MI FUERZA

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  2. Jorge L. Olalde M.D.5 de diciembre de 2011, 13:38

    Ya se acabaron todos los "tíos" de nuestra infancia, nomas queda el "tío chevio", haber cuanto dura. (el quiere llegar a los 100)
    Nos reservamos la noticia para no ponerlo mas depre o triste de lo que está con todas sus limitaciones físicas y como que ya empiezan las mentales.
    Un abrazo a toda la parentela, haber quien hace copia de mi tío Aurelio, que fue el único que logro reunir a todos los "Olalde's" (de eso hace 25-30 años)

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  3. Prima escribes precioso gracias por recordarnos al tío Klaus hombre bueno todos mis recuerdos de el son muy agradables. Fue un priviilegio que fuera parte de nuestra familia. Un abrazo. Margarita

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