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SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, CHIAPAS, Mexico
MIS LIBROS: Olivos y Acebuches (cuento), Con un padre me basta (novela), Hablarán nuevas lenguas (poesía),Mar de cristal transparente (novela), Muy Intimos Quadernos (novela), Siete casos en busca de un psicólogo

domingo, 28 de octubre de 2012

Y para muestra un botón: El mío

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¿Cuál es la Ley del Trabajo ideal? Como su nombre lo indica: la que proteja a los trabajadores, por supuesto y vamos desde esa razón tan lógica, justa y humana al origen de los sindicatos de trabajadores y a la historia que quiero contarles antes de la del actual botón.
Cuando (hace años) fui directora del INAH en San Cristóbal, tenía a mi cargo básicamente el Museo de Historia de la ciudad y también el graaaan cargo de que mis trabajadores sindicalizados trabajaran. Eran 9 en total, todos muy bien clasificados: 2 veladores, 1 jardinero, 1 encargado de apoyo a la comunidad, 1 museógrafo y 4 custodios, cuyas obligaciones estaban específicamente especificadas en el contrato colectivo de trabajo de su sindicato con el INAH, así entonces: el jardinero al jardín, el museógrafo a arreglar vitrinas, el de la comunidad a recibir grupos escolares, los custodios a recargarse en las paredes mientras custodiaban y los veladores, francamente, a dormir. Mi peor pesadilla eran entonces las Exposiciones Temporales que consistían en montar y exhibir durante dos o tres meses las piezas arqueológicas que nos mandaban de otros estados y después de los arreglos administrativos llegaba para mí la sentencia de "el jueves llega el camión de Nayarit". Llegado el camión me enteraba yo por boca de mis trabajadores y por segunda, tercera y milésima vez que en su contrato no estaba especificado que fueran cargadores, o choferes, o museógrafos todos y, como en realidad se necesitaba un fuerte trabajo de  equipo en el que todos cargábamos piedras y joyas antiguas, todos arreglábamos vitrinas y todos veíamos por la limpieza, los jardines, etc., pues las inauguraciones y las exposiciones en mi museo eran perfectas, cuidadas hasta el último detalle, pero sólo los de dentro sabíamos que tras de ellas había “días económicos” que surgían de: mire Maestra, yo le hago de cargador aunque no me toque pero por dos días de descanso y yo le hago de museógrafo y yo trabajo horas extra pero me las pagan al doble o con días libres… y así entonces el Museo tenía que cerrarse hasta por una semana porque los pobres trabajadores merecían que el patrón les diera vacaciones por cometer el pecado de pedirles que limpiaran vitrinas en vez de recargarse en la pared.
El sindicato del INAH es el que más de cerca conocí y sufrí.

¿Y el botón actual? Bueno, pues en ese tiempo yo decía ¡pobres jefes de verdad! Porque la jefa era yo y ahora que soy maestra de la Universidad Mesoamericana de esta ciudad desde hace 10 años puedo decir que unos años he trabajado y otros no, porque nunca he tenido contrato, ni menos prestaciones o Seguro Social. En una comida de Navidad para maestros nos dieron de aguinaldo una taza con el escudo de la escuela; pero lo peor es que ni yo ni los demás maestros sabemos si al día siguiente tendremos trabajo o el salario completo porque ya nos lo han rebajado sin previo aviso por necesidades económicas de la Institución… y así es, ¿sindicatos o no? ¿reformas laborales o no? Lo único que me parece viable y justo es una reforma contra el abuso laboral, tanto de empleados como de jefes, pero, lamentablemente, eso es mi muy personal utopía.

2 comentarios:

  1. Por estas latitudes los trabajadores fueron muy golpeados durante la Dictadura, entonces se formó el sindicato único, es decir el sindicato que agrupaba a todos los sindicatos y pelearon, resistieron, en gran medida el final de los años de represión y poder militar fue gracias a la fuerza sindical. Las conquistas sindicales por acá son impresionantes (comenzando por jornadas de 6 horas laborales) y hoy los trabajadores ganan salarios muy buenos, tienen buena seguridad social, reciben pago por horas extras, muchas vacaciones, aguinaldos, fondo para vivienda, etc... lamentablemente la línea de la justicia de nuevo se está cruzando pero para el otro lado; a veces el país entero se para porque no hay gasolina o leche o transporte pues el sindicato está en huelga; hubo un ciclón y el servicio meteorológico estaba en huelga, nos hemos quedado sin gas en la casa porque hay huelga... ¡en fin! no cabe duda que: ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre.
    Claro que urge una reforma contra el abuso laboral como parte de un inmenso programa para crear cultura ciudadana que es lo que más falta nos hace.

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  2. Jorge Luis Olalde Echeagaray29 de octubre de 2012, 10:56

    Todo es enriquecimiento de los sindicatos y patrones de grandes empresas. Esa es mi opinión

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