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SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, CHIAPAS, Mexico
MIS LIBROS: Olivos y Acebuches (cuento), Con un padre me basta (novela), Hablarán nuevas lenguas (poesía),Mar de cristal transparente (novela), Muy Intimos Quadernos (novela), Siete casos en busca de un psicólogo

domingo, 5 de mayo de 2013

El legado de Cuquita




A mí mi bisabuela me enseñó lo del placer de leer; cuando yo tenía siete años ella era una viejita de más de ochenta que se encerraba en el vestidor de su cuarto y se sentaba en una silla chaparrita como ella: a leer. Cuquita leía novelas de amor y siempre me dijo que los libros eran mucho mejores que las joyas y por eso ella tenía muchos. También me enseñó algo que, a la fecha, no me he atrevido a hacer y era leer el principio de la novela y enseguida el final, entonces, me decía, puedes leer con tranquilidad todo lo que pasó sin angustiarte por lo que pasará después. Cuquita era la abuelita perdida, no escuchaba nada de lo que pasaba a su alrededor, se olvidaba de que tenía hambre o sed, no contestaba cuando gritaban su nombre porque en aquel vestidor con su ventana redonda y su sillita estaba la magia y ella era una adicta como yo.

Después me tocó a mí en la vida enseñar a los niños lo del placer de leer y, en la primera escuela en la que trabajé: mi Mundo Feliz o Albatros la clase de Español, que era la mía, se trataba solamente de leer. Para eso había al alcance los niños todo tipo de libros que les pudieran interesar, de cualquier tema, con y sin ilustraciones y, una vez que cada quien había escogido su libro favorito se iba a su lugar a leer durante “una hora entera”. Los niños no se hallaban al principio, había quienes decidían leer acostados en el suelo, con las piernas sobre la pared, de pie, mal sentados en sus bancas… todo era válido allí porque lo importante era disfrutar del libro que tenían en las manos y nada más. Uno de ellos llamó mi atención y me preocupó tanto que hasta el día de hoy lo recuerdo porque, mientras los demás ya estaban absortos en sus lecturas, él estaba acostado sobre su libro ¡llorando! Y es que, me dijo, nunca antes había tenido que estar a solas con un libro y me gana la desesperación. Gloriosamente, después de unos meses lo vi convertido en un gran lector. Por eso esa escuela era mi Mundo Feliz.

Esa técnica la he usado muchas veces después en escuelas tradicionales donde los alumnos no leen ni los letreros de Baño de Mujeres y Baño de Hombres. La última vez eran alumnos de Maestría en Ciencias de la Educación y ¿por qué no decirlo? , maestros de niños de primaria del Estado de Chiapas. El experimento fue tan exitoso que los vi de repente aferrados a sus libros y entonces les dije que los que quisieran podían irse a los jardines de la universidad a leer… y se fueron… y entonces sucedió: otros estudiantes y maestros les tomaban fotos porque era la primera vez en esa institución de Educación Superior que se veían personas leyendo, absortas y felices en un libro.

Ya no vivo en el Mundo Feliz, pero sí trato con todo empeño en hacer más feliz el mundo que me ha tocado vivir y en ese mundo están siempre, desde mí, Cuquita con sus novelas, todos los libros que siempre me compró mi papá, y todos y cada uno de los niños y adultos a los que les he podido mostrar el mundo mágico que conocí en el vestidor de mi bisabuela.

3 comentarios:

  1. ¡Hermoso! Gracias por este texto tan bonito y también por enseñarme el amor por la lectura el cual ha pasado de generación en generación, hoy para Naty y Álvar es como la mejor receta de la abuela

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  2. Genial!!! hoy soy la abuela y a lo mejor alguien escribe un día lo del amor por la lectura y su bisabuela Pupi. Besos

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  3. NO HAY MEJOR TESORO QUE UN LIBRO, AHI PODEMOS ENCONTRAR TODAS LAS RESPUESTAS A NUESTRAS PREGUNTAS. BUEN TEXTO PARA COMPLETAR LA CONMEMORACION DEL DIA MUNDIAL DEL LIBRO QUE ES EL 23 DE ABRIL.

    SALUDOS...
    IRMITA

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