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SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, CHIAPAS, Mexico
MIS LIBROS: Olivos y Acebuches (cuento), Con un padre me basta (novela), Hablarán nuevas lenguas (poesía),Mar de cristal transparente (novela), Muy Intimos Quadernos (novela), Siete casos en busca de un psicólogo

viernes, 7 de febrero de 2014

¡QUIERO MORIR!

 
elefanteviajero.blogspot.com
Definitivamente la muerte es el acontecimiento que más marca la vida de los seres humanos porque durante toda ella la tienen presente, saben que es inevitable y le temen. También la aborrecen cuando se presenta a los seres queridos, cuando deambula por habitaciones y hospitales alrededor de los enfermos, cuando acecha en cualquier viaje, en cualquier noche, impredecible siempre.
El día que empecé a leer la maravillosa novela de José Saramago, Las intermitencias de la muerte sentí un alivio maravilloso ante su solución con la que empieza la novela: la muerte ha sido decretada muerta, la muerte ya no existe, ya nadie morirá. Confieso haber querido en ese momento ser parte de la sociedad de la novela.

Y empieza así el relato: Al día siguiente no murió nadie.
La sociedad a la que me quise unir en ese momento está feliz porque las personas se dan cuenta que el espectro aterrorizante de la muerte ya no existe, ya no hay que sufrir más por ella. Así entonces, los enfermos no empeoran, los accidentados tampoco, ni tampoco los enfermos terminales porque todos quedan pasmados en un estado de enfermedad que no evolucionará.
Muy al estilo Saramago éste es un problema que afecta a una sociedad como la de aquellos que quedaron todos ciegos (Ensayo sobre la ceguera) y son precisamente problemas sociales los que surgen cuando el orden natural de las cosas cambia totalmente. Empiezan los problemas religiosos porque la Iglesia cae en crisis, si no hay muerte no hay resurrección y ahora ¿qué decimos?, y sigue la crisis de las funerarias que se quedan sin muertos y la de los seguros de vida que todos empiezan a cancelar.


Y así, después del entusiasmo general los problemas empiezan a embargarlos porque los ancianos y los enfermos terminales ya quieren morir y también los enfermos que se quedan en el estado de enfermedad, mientras que los hospitales no pueden desocupar espacios para nuevos enfermos ni tampoco los asilos de ancianos porque la muerte no existe pero la vida continúa a su ritmo y la gente sana se enferma y la gente sigue envejeciendo cada día.
En la segunda parte del libro la muerte regresa de sus vacaciones y las personas vuelven a enfrentarse a ella aunque, esta vez, con un gozo interior por haber conocido su ausencia.

Difícilmente puedo imaginarme yo gozosa por la existencia de la muerte y porque algún día moriré y porque seguirán muriendo mis seres queridos, sin embargo, la novela de Saramago me ha dado una gran lección sobre el deseo de cambiar el orden natural de las cosas. Es como mi deseo de niña de querer ser invisible (a ratos, claro), o el de viajar en el tiempo, o el de conocer los mundos paralelos o el de reencarnar. Nadie ha probado estas cosas más que en su imaginación y generalmente vemos películas o relatos de ciencia ficción encantadores: las máquinas para volver al pasado o ir al futuro, los viajes intergalácticos para ir a otros mundos, o bien y para no ir más lejos, el proyecto Mars One que enviará a Marte a voluntarios en el año 2023 sin boleto de regreso. ¿Increíble? ya hay más de cien mil solicitudes, cinco mil de mexicanos.
El terror y la desesperación de cualquier novela social de Saramago será infinitamente menor al de estos valientes voluntarios que han decidido vivir una novela de ficción, creo yo. Deben ver ellos la parte emocionante de semejante aventura, los beneficios, el gran logro, pero como no estarán metidos en una novela tendrán que experimentar la otra parte en carne propia. Y sin boleto de regreso.

1 comentario:

  1. Muy interesante la historia de Saramago, y también tu conclusión. Porque será que nunca estamos contentos con lo que tenemos y siempre queremos algo mas, hay quien se pasa persiguiendo la felicidad y nunca la alcanzan, y mueren infelices por ello. Uffff. Un abrazo Lupita

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