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SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, CHIAPAS, Mexico
MIS LIBROS: Olivos y Acebuches (cuento), Con un padre me basta (novela), Hablarán nuevas lenguas (poesía),Mar de cristal transparente (novela), Muy Intimos Quadernos (novela), Siete casos en busca de un psicólogo

sábado, 13 de abril de 2013

Que, ¿por qué me divorcié?



Fue después de las águilas. Fue por culpa de las águilas que aparecieron una tarde en que nadie las esperaba; aunque las águilas, realmente, sólo hicieron lo que saben hacer: desplegar al viento las alas y abandonarse con el cuerpo entero a la total libertad: Al Aire.

Estábamos en el campo, en un llano solitario: mi mejor amiga, mi hija y yo. Era Castilla de tarde y no tan tarde como para que la noche amenazara con aparecer, fue entonces cuando vi a la primera águila parada en la rama de un árbol. El árbol era tan cercano a mí que necesité respirar despacio para que ella no me percibiera.

Era el campo en España, era un llano hundido en forma de pequeño valle que debe haberse convertido en espejo porque cuando el águila subió hasta la altura y empezó a volar con aquella parsimonia, clarito se veía cómo se miraba en el espejo del valle.

Pensé primero que volaba en círculos, pero los círculos se hicieron espiral y luego líneas verticales y horizontales, y luego círculos otra vez. El águila se había abandonado al capricho del viento y, sin oponer ninguna resistencia, clavaba o levantaba el pico, ladeaba las alas, dejaba que sus plumas absorbieran cualquier ráfaga de aire.

El águila que vuela es blanca con pintas negras.

El águila que vuela es enorme, podría ser jefe-águila, madre-águila o cualquier gran águila.

Entonces, al águila que vuela se le une una más pequeña: negra, brillante. Vuelan las dos y en la altura empieza un baile como escarceo o como ritual.

El aire me inflama, se me mete a los pulmones y más allá, hasta donde no puedo yo contenerlo. El aire a todas nos purifica y nos revive, y mientras el aire y yo y nosotras y el vuelo, las águilas se multiplican y en el espejo del valle nos miramos todas envueltas en vértigo.

Porque yo he corrido al valle para ubicarme exactamente debajo de ellas, más bien de ella, de la madre-águila y al abrir los brazos el aire me obliga a volar con pies o sin ellos, a abandonarme al vértigo y así se me unen ellas, mi hija-águila, mi amiga-águila, y así volamos sobre el valle con la cara enrojecida y el pelo enredado en las corrientes de aire.

Así fue. Fue exactamente después de las águilas que el sentimiento de libertad se nos metió entre la sangre y el aire en el que volaban se hizo aire de nuestros pulmones de allí en adelante. De allí para el futuro, y aunque ninguna de las tres nos dimos cuenta de lo de la libertad en ese momento, ésta se nos quedó pegada en el alma junto al recuerdo de las águilas y de ese fino sonido del aire rasgado por enormes alas extendidas.









2 comentarios:

  1. EXCELENTE tu entendemiento
    Cuidado con un Toque al Aguila porque nunca vuelven a Volar
    Slds

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  2. ES HERMOSO Y SANADOR TENER ESE SENTIMIENTO DE LIBERTAD, DEFINITIVAMENTE NO HAY NADA MEJOR QUE TENER NUESTRA LIBERTAD.
    SALUDOSSSS
    IRMITA... :)

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